Se mantiene el veto al maíz transgénico Mon 810 que comercializa Monsanto, la Comisión Europea no logra sus propósitos y no ha podido conseguir que los países miembros de la UE se posicionen a favor de obligar a Hungria y Austria a levantar la prohibición que mantienen sobre este producto genéticamente modificado.
Recordemos que en el post Maíz transgénico en toda Europa hablábamos sobre la enorme presión que ejerce la Comisión Europea para intentar que países como Francia, Hungría, Austria o Grecia, levanten la prohibición al maíz transgénico Mon 810. De nada han servido los nuevos argumentos presentados por la AFSSA (Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria de los Alimentos) o por la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea), la posición de estos países es firme y el resto de países parece comprenderlo (al menos por el momento).
Hay que diferenciar las instituciones de la Unión Europea para comprender por qué exige algo que ella misma termina vetando. Como sabemos, son tres instituciones las que se encargan de tomar las decisiones. Está la Comisión Europea que en teoría defiende los intereses de la UE en conjunto pero obvia la decisión individual de cada país, el Parlamento Europeo sería la representación de los ciudadanos de la UE, y finalmente estaría el Consejo de la Unión Europea, este es el organismo que representa a los países miembros a nivel individual.
El funcionamiento básico es el siguiente, la Comisión propone y el Consejo y el Parlamento Europeo deciden, con lo que el poder de la Comisión Europea de tomar decisiones se queda en agua de borrajas. De no ser así, hace bastante tiempo que los alimentos transgénicos como el maíz Mon 810 estarían cultivándose en esos países que lo vetan. Hay que recordar que uno de los que más presión ejerce y pretende aceptar los transgénicos en Europa es el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, supuesto promotor del plan secreto europeo para potenciar el cultivo de transgénicos.
Evidentemente la Unión Europea es mucho más que la reducida explicación que hemos proporcionado sobre sus poderes de decisión, pero es una base para comprender que existen grandes intereses y que no se navega en el mismo rumbo. Monsanto tendrá que esperar nuevamente para poder introducir su preciado maíz en los países mencionados, pero, ¿por qué tanto interés en que se produzca su maíz en esos países?, ¿no tiene suficiente con los países cuyos Gobiernos lo han aceptado sin cuestionarlo y sin considerar la decisión popular?, ¿con qué pruebas cuentan para certificar que el maíz transgénico Mon810 no es peligroso?, ¿quién mueve los hilos?, parece evidente…
En la reunión mantenida el día de hoy en Bruselas, solamente el Reino Unido, Holanda, Suecia, Finlandia y Estonia apoyaban la propuesta para exigir a los ministros de Medio Ambiente de la UE, votar el levantamiento de las cláusulas de salvaguarda o principio de precaución establecidas por Austria y Hungría. Los ministros de estos países se alegran de la decisión, pero esto es algo pasajero que posiblemente termine cambiando, como hemos dicho antes, es evidente que no se navega en una misma dirección.
Por lo pronto, este resultado vaticina otra derrota de Monsanto y su maíz Mon 810 en Francia y Grecia, los otros dos países a los que la Comisión Europea pretende obligar, también mediante votación de los miembros de la UE, a levantar el veto. Lo peor de todo es lo que manifiesta la Comisión Europea, no dejará de intentarlo una y otra vez hasta que finalmente los alimentos transgénicos puedan producirse en cualquier país de la Comunidad Europea, respaldan sus argumentos en los mencionados estudios de la EFSA, la AFSSA y otras entidades.
Navegar en distintos rumbos provoca que se pierda el norte…