COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos) y UPA (Unión de Pequeños Agricultores y ganaderos) han denunciado a Carrefour ante las autoridades de Consumo de Andalucía, Castilla-La Mancha, Aragón, Murcia y Cataluña, por realizar ventas a pérdidas en el aceite de oliva virgen extra, es decir, vender el aceite por debajo del precio al que se paga a los productores. Según los representantes de ambas organizaciones, el aceite con la marca del distribuidor se comercializa a 1’76 euros el litro, precio en el que en ningún momento se ha puesto en origen (está por encima) por lo que la venta a pérdidas es una evidencia. Por otro lado, según el MARM (Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino), el coste medio de producción del aceite de oliva se establece en 2’49 euros/kilo, otro argumento que respalda la venta a pérdidas.
Al respecto se puede hablar mucho, Carrefour es libre de comprar el aceite al precio que acuerde con los productores y después comercializarlo como crea más oportuno, y si quiere, hasta puede regalarlo. La realidad es que no es una venta a pérdidas, seguro que la diferencia, o no aplicar el margen de beneficios, revierte en beneficios adicionales con otros productos, la captación de clientes, etc. Pero, ¿es realmente aceite de oliva virgen extra o simplemente es aceite de oliva lampante?, si se tratase de aceite lampante (80-90% de aceite refinado y un 10-20% de aceite de oliva virgen extra), se trataría de un fraude al consumidor. Las ventas a pérdidas del aceite de oliva tienen consecuencias, en el caso de ser aceite de oliva virgen extra, buenas relativamente para los consumidores, y malas para los productores.
Pero ¿por qué malas para los productores?, para las organizaciones citadas es una práctica desleal que destruye empleo, no entendemos muy bien cómo se produce la destrucción de empleo si el aceite se paga al precio estipulado por los productores o el Ministerio. Las organizaciones agrarias advierten que estarán encima de este tipo de ofertas para determinar si existe algún tipo de fraude, precedentes no faltan. Recordemos por ejemplo el post Fraude en el aceite de oliva virgen extra de España, la Junta de Andalucía encargó la inspección del etiquetado de botellas de aceite de oliva virgen extra comercializadas en 25 establecimientos de Jaén y en otros 25 de Córdoba, los resultados ponían al descubierto un gran fraude, diez muestras analizadas se vendían como aceite de oliva virgen extra de la mejor calidad siendo en realidad de una calidad inferior, aceite de oliva virgen sin el extra. Otras cuatro muestras presentaban una calidad aún más baja y posiblemente sólo se podrían denominar aceite de oliva, a secas.
Otro fraude a recordar lo mostrábamos en el post Alcampo etiqueta aceite de oliva refinado como aceite de oliva virgen extra, la cadena de distribución aludía a un error de etiquetado, algo que no convenció a COAG. Vistos los precedentes, es lógico que las organizaciones agrarias quieran seguir muy de cerca el mercado del aceite de oliva virgen extra de las cadenas de distribución. Tanto UPA como COAG han denunciado la práctica de ventas a pérdidas en el aceite de oliva virgen extra, ¿harían lo mismo si el precio fuera excesivo?, suponemos que sí, aunque años atrás el precio del aceite se ha situado por las nubes y los que realmente se han quejado de ello han sido las organizaciones de consumidores, pero la voz de los sindicatos agrarios ha sido algo tímida.
Los aceites de marca blanca Carrefour con venta a pérdidas hacen sospechar sobre las dos posibilidades mencionadas, estrategia comercial o fraude. Con respecto al primer caso, COAG argumenta que es peligroso banalizar la imagen del aceite de oliva virgen extra y utilizarlo como producto reclamo, uno de los responsables de la organización agraria declara: “El prestigio internacional del aceite de oliva se fundamenta en el trabajo y esfuerzo de generaciones de olivareros para ofrecer una materia prima de calidad, sana y segura. Con este tipo de prácticas comerciales la gran distribución echa por tierra todo ese buen hacer y se embarca en una cruzada cortoplacista por mantener beneficios a costa de lo que sea”.
En el grupo de Facebook de la Asociación Española de Municipios del Olivo debaten sobre el tema, ¿es aceite de terceros países?, ¿existe fraude y se comercializa en realidad aceite lampante?, ¿ganar cuota de mercado? Un comentarista asegura que el aceite lo produce Maeva, de la localidad granadina de Escúzar, otro asegura que fue invitado a la fábrica y molturaban a 42 grados, por lo que no podría ser aceite de oliva virgen extra. En el folleto podéis ver que se ofrecen dos garrafas de aceite a 17’55 euros IVA incluido, si descontamos el IVA, y pasamos los litros a kilos, el resultado es que el aceite se comercializa a 1’77 euros/kilo, es decir, 25 céntimos por debajo del precio en la almazara. Claro que hablamos del producto en sí, falta añadir gastos de logística, envasado, mermas, etc., por lo que el precio del producto aún sería más reducido.
Podemos sacar en claro que las prácticas comerciales de las cadenas de distribución son muy abusivas y no sólo con el aceite, hemos visto otros ejemplos en el blog, es imperioso aplicar una legislación que frene los márgenes comerciales de origen-destino y además prohibir determinadas prácticas comerciales que puedan perjudicar a un determinado sector, como en este caso el del aceite de oliva. También es necesario endurecer las sanciones que se aplican por fraude, por todo ello, COAG insta a que se trabaje en un paquete legislativo que garantice una alimentación sana a precios asequibles para los consumidores y coherentes para los productores.
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