El cambio climático es una realidad, muchos investigadores trabajan en el desarrollo de nuevas especies vegetales y animales que puedan soportar las nuevas condiciones climáticas, mejorando las características relativas a la producción y la calidad como estrategia para garantizar la seguridad alimentaria a corto y largo plazo. Los expertos comentan que más de la mitad de las vacas productoras de carne del mundo, viven en ambientes cálidos y húmedos, en esta cifra se incluye el 40% de ganado vacuno que se produce en Estados Unidos y que vive en estas condiciones.
Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad de Florida quiere producir un nuevo animal con capacidades y características superiores, para ello están trabajando en el desarrollo de un nuevo tipo de vaca bautizada como Brangus, resultante del cruce entre la raza Angus autóctona de Escocia y la raza Brahman, originaria del ganado cebú de la India, que fue introducida en Estados Unidos. Los expertos cuentan con una subvención federal de 733.000 dólares para sufragar los gastos de este estudio de tres años de duración que permitirá desarrollar las denominadas vacas del futuro, vacas más tolerantes al calor.
Los investigadores estudiarán el mapa genético de ambas razas buscando las regiones del ADN responsables de regular la temperatura corporal, también se analizarán los genes asociados a la reproducción y producción de carne de más calidad. De este modo, con el uso de herramientas genómicas se podrá producir un tipo de vaca con características superiores, pero nos sorprende que no se haya incluido en el programa de trabajo la reducción de la producción de gases responsables del calentamiento del planeta, sobre todo sabiendo que el sector ganadero contribuye con casi un 15% de estas emisiones, cifra similar a las emisiones que generan los vehículos que utilizan combustibles fósiles.
Quizá, para este tipo de problemas se cuente con otras soluciones, recordemos que a finales del año pasado, un estudio realizado por la agencia del gobierno federal de Australia para la investigación científica, dio a conocer un tipo de alga que incluida en la alimentación del ganado podía reducir las emisiones de metano hasta en un 99%. Sin embargo, hay que destacar que no se soluciona el problema del enorme volumen de recursos que consume el ganado, como por ejemplo la tierra y el agua. En los últimos años han adquirido protagonismo las iniciativas que promueven un cambio en la dieta, se ha pedido reducir el consumo de carne y se ha solicitado la introducción de un impuesto en este alimento y los productos lácteos para desalentar su consumo y así reducir la emisión de gases de efecto invernadero y mejorar la salud de la población.
Pero los estudios muestran que la demanda de carne y su consumo se incrementarán irremediablemente en los próximos años, de ahí que se lleven a cabo investigaciones centradas en garantizar la producción de carne a pesar de las condiciones climáticas cambiantes. Los expertos esperan poder desarrollar el conocimiento y las herramientas necesarias para que la industria ganadera pueda mantener e incrementar el nivel de productividad con el añadido de la mejor calidad de la carne. También comentan que este estudio ofrece un nuevo y potente enfoque para abordar los desafíos del cambio climático, el desarrollo de animales más productivos y capaces de vivir en un mundo más caliente.
En definitiva, habrá que esperar a que los expertos concluyan el trabajo y se produzcan los nuevos animales de la raza Brangus, pero si no se solucionan los problemas citados, como la liberación de gases de efecto invernadero, estos nuevos animales más productivos y capaces de soportar temperaturas más elevadas, no harán más que contribuir a aumentar el calentamiento del planeta, es el pez que se muerde la cola. Podéis conocer los detalles del trabajo a través de este artículo publicado en el blog de la Universidad de Florida.
Foto | Shannon McGee