Las vacas con nombre propio producen más leche que las vacas que no tienen nombre, esa es la conclusión ofrecida por un estudio científico realizado por investigadores de la Universidad de Newcastle. Según los datos recabados por los investigadores, en aquellas granjas del Reino Unido donde las vacas tienen nombre, la producción de leche aumenta hasta en 258 litros por año.
Parece evidente que no es el nombre lo que mejora la producción, el nombre es el resultado de proporcionar un mejor trato a los animales, cuando se les quiere y se les mima se les da un nombre, algo que no ocurre en las granjas de producción industrial. El estudio muestra que la individualidad en el trato está relacionada con el aumento de producción, pero esto no es nuevo, hay que decir que algunos estudios anteriores han demostrado que el bienestar de los animales mejora la calidad de los productos obtenidos en todos los sentidos, de ello hablábamos en el post La leche está condicionada por la calidad de vida de las vacas y por su alimentación.
En esta investigación se certificaba científicamente que los alimentos ecológicos eran mucho más saludables y nutritivos que los que se podían producir a nivel industrial, una vaca que pastara libremente ofrecía leche de mejor calidad. El nuevo estudio certifica que además se puede aumentar la producción proporcionando el trato adecuado a los animales, fruto de un trato más cálido, apacible y agradable, aparecería el nombre del animal.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores tomaron datos de 516 productores de leche a los que se les preguntó sobre el trato que proporcionaban a sus animales y sobre la manera en la que ellos podían influir en la productividad y en la calidad de vida de las vacas. Parece que muchos productores saben que el trato proporcionado a las vacas se traduce en un aumento de la producción, hasta un 46% de los encuestados aseguraba que una buena medida para aumentar la rentabilidad era llamar a cada vaca con un nombre propio.
Un 66% de los encuestados indicaba que conocía a todas las vacas de su granja, lo que muestra que existía una mayor atención por cada animal ofreciendo un trato más personalizado. Un 48% de los productores indicaban que un mejor trato permitía que los animales tuvieran un temperamento más apacible a la hora del ordeño. Los investigadores concluyen que la interactuación con los animales y la percepción que éstos puedan tener en los seres humanos son elementos fundamentales para aumentar la rentabilidad.
Evidentemente estamos hablando de explotaciones ganaderas medias o pequeñas, en las grandes explotaciones lecheras no es tan habitual el trato personalizado. Los investigadores indican que la mayoría de productores del Reino Unido ven a sus animales de un modo más cálido, formas de vida con capacidad de experimentar emociones. El trato que se les proporciona a los animales, sean vacas, cerdos, pollos, etc., es fundamental, no sólo se logra mejorar la calidad de los productos alimenticios obtenidos, también se muestra más respeto por lo que son.