Utilizar las políticas de precios para promover la alimentación saludable

La OMS (Organización Mundial de la Salud), en su división de Europa, ha dado a conocer un informe en el que se concluye que es una buena estrategia utilizar las políticas de precios para promover la alimentación saludable entre los consumidores. Durante los últimos años se han realizado varias investigaciones con el propósito de analizar cómo afectaría la adopción de una política de precios en el tipo y cantidad de alimentos que los consumidores comprarían. En teoría se considera que el precio de los alimentos es uno de los factores potenciales que afectan al comportamiento de compra del consumidor en una amplia gama de productos.

En este informe se apunta que en aquellos países en los que se ha introducido un impuesto en los alimentos poco saludables, se ha producido una disminución del consumo de dulces y refrescos azucarados, aunque no se ha producido un incremento del consumo de alimentos saludables. Se puede citar como ejemplo el impuesto de los refrescos de Francia, tras varios años de continuo aumento de la venta de refrescos azucarados, se produjo una caída inmediata de las ventas cuando se introdujo la tasa, y eso que el impuesto no es significativo. En el país galo se llegó al acuerdo de gravar con 7’16 euros cada hectolitro de refresco, esto supone que el consumidor debía pagar por cada lata de refresco con azúcar o edulcorante, unos dos céntimos adicionales.

Pero el informe también apunta que es necesario subvencionar los alimentos saludables para poder potenciar su consumo, y que el dinero que se recaude con los impuestos en los alimentos y bebidas poco saludables se invierta en los presupuestos de salud o en iniciativas para educar a los consumidores sobre la necesidad de realizar una dieta saludable para mejorar la calidad y esperanza de vida. Podemos citar un claro ejemplo con muy buenos resultados, una investigación realizada en Sudáfrica, encontró que los descuentos aplicados en los alimentos saludables mejoraban la dieta de forma significativa. Una empresa privada de salud ofrecía un tipo de descuento del seguro médico que permitía adquirir alimentos a un precio más reducido, entre un 10 y un 25% más baratos.

Tras analizar esta acción puesta en marcha en unos 800 supermercados y de la que se beneficiaron unos 26.000 hogares, se constató una reducción significativa del consumo de alimentos y bebidas que favorecen el sobrepeso y la obesidad, podéis leer toda la información de este estudio en este post. Otros expertos han explicado que los impuestos en los productos poco saludables son medidas erróneas, así lo explicaba Jack Winkler, profesor en políticas nutricionales de la Universidad Metropolitana de Londres (Reino Unido), el experto apostaba por políticas que contribuyeran a reducir el coste de los alimentos saludables.

En este caso, la OMS propone conjugar las dos medidas, subir el precio de esos productos que favorecen el sobrepeso y la obesidad y reducir el coste de los alimentos considerados saludables. El problema es que en la mayoría de países se opta por el gravamen y el dinero recaudado va a parar directamente a las arcas del Estado, no se deriva a subvenciones o programas que ayuden a mejorar la dieta de los consumidores, a pesar de que en algunos casos se prometía este objetivo.

En el informe de la OMS se habla del impuesto del IVA, durante los últimos años se ha producido un aumento de este impuesto afectando en todos los bienes y servicios, pero estas subidas en algunos casos, como en la alimentación, deberían haberse ajustado para facilitar la adopción de una dieta saludable, en alimentos no básicos se puede aumentar, pero en alimentos como las frutas y las verduras el IVA debería haberse eliminado, con ello se estaría contribuyendo de forma significativa a mejorar la dieta de los consumidores, ya que estos alimentos serían más baratos. Se explica esto, porque en algunos casos se puede argumentar que subvencionar estos alimentos es una tarea complicada, nada más lejos de la realidad.

Por otro lado, se obligaría a las empresas con esta política de precios a que reformulasen sus productos para que fueran más saludables y poder ser comercializados sin tener que ser gravados. El informe es extenso y analiza muchos puntos, así como los países que han introducido este tipo de impuestos en alimentos y bebidas poco saludables. Es evidente que no se puede argumentar que se pretende mejorar la dieta de los consumidores simplemente gravando alimentos poco saludables, es necesario adoptar una política paralela en la reducción de los precios de los productos considerados saludables, algo en lo que suspenden la mayoría de países. Podéis conocer todo el contenido del informe a través de este enlace (pdf).

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