Según Foodwatch, la asociación alemana sin ánimo de lucro que defiende los intereses y derechos de los consumidores, denunciando las malas prácticas de la industria agroalimentaria, uno de cada cuatro alimentos con ingredientes de origen animal, procede de animales enfermos. Leche procedente de vacas que tienen las ubres inflamadas por sufrir una mastitis o un edema, huevos procedentes de gallinas que tienen los huesos rotos, carne de cerdo procedente de animales con síntomas o anormalidades posturales, etc.
Según la asociación, se comercializan “alimentos sanos” que proceden de animales que sufren enfermedades que son prevenibles y que evidentemente no pueden ser identificados por los consumidores. La conclusión a la que llega Foodwatch se basa en los resultados de investigaciones que han sido desarrolladas por diferentes universidades e institutos, en las que se ha analizado la incidencia de distintas enfermedades en el sector de la producción animal para la alimentación humana.
Las vacas lecheras suelen sufrir trastornos metabólicos, problemas de fertilidad, cojera, edemas, mastitis, etc. Los cerdos sufren enfermedades articulares crónicas y otros problemas derivados de la falta de movilidad, problemas psicológicos debido al confinamiento, rotura de huesos, neumonía, etc. En los pollos se detectan enfermedades en las articulaciones, fracturas y lesiones en el esternón, infestación parasitaria, inflamación de los órganos genitales, etc. Lo cierto es que estos temas ya han sido denunciados anteriormente por organizaciones que luchan por el respeto de los derechos de los animales, grupos ecologistas y otras asociaciones.
En la recopilación de datos realizada por Foodwatch, se destaca que no existen diferencias significativas entre las pequeñas y grandes explotaciones, la diferencia la marca la calidad de la gestión operativa que se lleve a cabo en la explotación. Los actuales criterios para la producción animal se consideran insuficientes, prueba de ello son los problemas de salud que sufren los animales y que, en teoría, debería obligar a reconsiderar un cambio en la reglamentación que hace referencia al espacio, el tipo de instalaciones, el número de animales, etc. Muchos animales proporcionan alimentos a pesar de esos problemas de salud y se comercializan como “sanos” cuando en realidad no lo son.
Matthias Wolfschmidt es veterinario y responsable de la campaña puesta en marcha por Foodwatch, ha elaborado un extenso informe (libro) titulado Das Schweine System, que se empezó a comercializar ayer en las librerías alemanas. En él se destacan todos los problemas de salud de los animales, indicando que la principal causa del problema es la competencia de precios, el ajuste de los gastos y los márgenes conllevan a una reducción al límite establecido en la legislación para la salud animal. El experto considera que los animales tienen que estar protegidos y al margen de la competencia de los precios.
Para que un alimento se comercialice como “sano” debería cumplir con las normas demostrables de bienestar animal, de ese modo se evita la presencia en las granjas de animales con problemas posturales, de conducta o las enfermedades citadas anteriormente. Esto puede conllevar algunos costes adicionales, pero es algo que se debe a los animales, deben contar con un mejor trato y los alimentos resultantes se podrán considerar sanos. Matthias Wolfschmidt explica que los animales enfermos son la regla, cuando en realidad deberían ser la excepción.
El veterinario cree que se debería realizar un cambio de los sistemas y reglamentaciones para la producción animal en toda la Unión Europea, además de prohibir las importaciones de carne animal procedentes de terceros países que no lleven cabo una producción bajo normativas que sean respetuosas con los animales. Merece la pena recordar que el Consejo de la Unión Europea y el Parlamento Europeo deben ratificar el Acuerdo Integral de Economía y Comercio (CETA) entre Europa y Canadá, lo que inevitablemente permitirá la entrada de productos de origen animal de ese país. Recordemos también que en este post sobre el tratado, destacábamos que las normas de bienestar animal son mucho menos exigentes en Canadá, no existen sanciones por el incumplimiento de los códigos de conducta voluntarios para el bienestar animal, apenas se vigila a los productores cárnicos que bajo la presión del mercado, incrementan las producciones y comercializan los productos a precios más reducidos sin importar las condiciones en las que se encuentren los animales.
El veterinario explica que irremediablemente, si se quiere mejorar la condición de vida de estos animales y disfrutar de alimentos más sanos, es necesario pagar el precio. Merece la pena recordar que en una encuesta de opinión pública realizada por el Eurobarómetro, una gran mayoría de los consumidores europeos manifestaron su deseo de que se haga más por el bienestar animal. Podéis conocer más detalles de la campaña a través de este artículo publicado en la página de la asociación alemana.