Para quienes se preocupan por evitar que los metales tóxicos accedan al organismo a través de los alimentos, el aire y el agua, acumulándose en el cuerpo y bloqueando la absorción de otros minerales necesarios para la salud, los resultados de la investigación realizada por expertos de la Universidad de Jaén serán de gran interés. En este trabajo se han identificado unas bacterias presentes en la aceituna de mesa que tienen la capacidad de limitar la absorción de metales tóxicos en el intestino durante la digestión.
Los investigadores explican que estas bacterias, una vez en el intestino, recubren la mucosa y son capaces de actuar como esponjas y “secuestrar” metales tóxicos, como el mercurio, el cadmio o el arsénico, evitando que puedan atravesar las paredes intestinales y acceder al torrente sanguíneo. De este modo se puede reducir la absorción de metales tóxicos o pesados, ya que las bacterias son eliminadas con su contenido tóxico a través de las heces.
Parece ser que estas bacterias están presentes de forma natural en las olivas y adquieren la capacidad de secuestrar los metales tóxicos cuando se someten al proceso de fermentación por el cual se transforman en aceitunas de mesa al restarles su amargor. Los expertos explican que esta cualidad no es única, pero sigue unos mecanismos genéticos exclusivos que no están presentes en otros microorganismos.
El tratamiento de salmuera al que se someten las olivas (introducción de las olivas en una disolución con un alto contenido en sal) es clave, ya que activa un mecanismo de adaptación en las bacterias, en el que expresan diferentes genes que les permiten crecer y sobrevivir. Dicho mecanismo les confiere resistencia ante los patógenos y los antibióticos, pueden crecer en un ambiente con un pH bajo y en presencia de metales tóxicos, que pueden capturar como si fueran esponjas.
El trabajo se ha desarrollado con la Aceituna Aloreña de Málaga, variedad que cuenta con Denominación de Origen Protegida (DOP). Los expertos tomaron diferentes muestras de las empresas productoras, determinando los beneficios para la salud que proporcionan las diferentes bacterias presentes en ellas, uno de ellos es la capacidad de capturar los metales pesados o tóxicos.
Por lo visto estas bacterias también secuestrarían otros elementos que son metales pesados, como el hierro, el zinc, el cobre, el manganeso, etc., esenciales para el ser humano en su justa medida, ya que en exceso pueden dañar al organismo. Por tanto, se deduce que del mismo modo que nos beneficiarían al reducir la absorción de metales tóxicos como el arsénico o el mercurio, serían contraproducentes para la absorción de hierro, zinc, etc. En la investigación no se habla de la posibilidad de que las bacterias absorban únicamente los metales tóxicos, pero abre las puertas a nuevas investigaciones que permitan alcanzar este objetivo.
Los investigadores han encontrado en sus análisis que la parte del ADN que es responsable de atrapar los metales pesados es exclusiva de la bacteria Lactobacillus pentosus aislada de las aceitunas. Esta bacteria tiene su información genética codificada en una pequeña molécula de ADN denominada plásmido, donde se alberga material genético adicional implicado en los procesos antes comentados. Según comentan aquí, de momento, el estudio ha superado el trabajo realizado en el laboratorio y ahora se encuentra en fase de validación in vivo, por lo que probablemente no tardaremos en conocer nuevos datos.
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