Según los resultados de una investigación realizada por expertos de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos), una dieta saludable favorece un planeta saludable. Se trata de un estudio en el que se ha vinculado el impacto de los alimentos en la salud de los seres humanos con el impacto en el medio ambiente, determinando que una adaptación generalizada de las dietas más saludables, reduciría el impacto ambiental que tiene la producción alimentaria.
Según los expertos, se trata del primer estudio que analiza esta relación, aunque lo cierto es que se han realizado estudios similares e incluso se ha propuesto el seguimiento de una dieta saludable a partir de un sistema alimentario sostenible, es decir, la denominada dieta planetaria de la que hablábamos aquí. En cualquier caso, en el nuevo estudio se determina que los alimentos que son beneficiosos para la salud, como las legumbres, los cereales integrales, las frutas y verduras, etc., tienen un impacto ambiental más bajo que otros alimentos como la carne, que puede afectar tanto a la salud como al medio ambiente.
El estudio muestra que comer de forma más saludable significa comer de forma más sostenible, lo que nos lleva de nuevo a citar la dieta planetaria, que fue creada por una comisión de 37 investigadores de diferentes disciplinas y de prestigio internacional, y que se considera ideal para la población y el planeta. La verdad, la nueva investigación no aporta muchas novedades sobre lo que ya se sabía, a pesar de que aseguren que se trata del primer estudio que vincula el impacto de los alimentos en la salud y el medioambiente.
Los investigadores analizaron 15 grupos de alimentos diferentes, que asociaron con cinco resultados diferentes de salud y cinco aspectos relacionados con la degradación ambiental. Según los resultados, casi todos los alimentos que se asociaron con mejores resultados para la salud humana, tenían un impacto ambiental mucho más bajo, citando como ejemplo frutas, verduras, cereales integrales, aceite de oliva, legumbres y frutos secos. Los alimentos que se asociaban con un mayor riesgo de enfermedades, como las carnes procesadas y carnes rojas obtenidas del ganado vacuno, porcino, caprino, etc., se relacionaban con un mayor impacto ambiental negativo.
De los alimentos analizados se destacan dos excepciones, el pescado, alimento que se considera saludable y tiene un impacto ambiental moderado, y las bebidas endulzadas con azúcar, que suponen un riesgo para la salud pero su impacto ambiental es bajo (esto es algo que sorprende, sobre todo sabiendo el daño medioambiental que provocan los envases). Los expertos consideran necesario llevar a cabo una transición hacia dietas en las que predominen los alimentos saludables como una estrategia que contribuiría a mejorar la sostenibilidad ambiental, recordando la información que aparece en el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) titulado “Cambio Climático y Tierra” y que podéis consultar aquí.
La investigación de la Universidad de Minnesota considera que sustituir la carne por opciones más nutritivas y sanas puede mejorar en gran medida la salud y el medio ambiente, siendo importante que la sociedad piense en el impacto que tienen para su salud los alimentos que consumen. Los expertos concluyen que ahora se sabe que hacer de nuestra nutrición una prioridad, es algo que afectará positivamente al planeta. Seguro que el nuevo estudio no sentará nada bien al sector ganadero de Estados Unidos y del mundo en general, recordemos que este sector considera que se está demonizando la carne y recientemente se han puesto en marcha campañas para rebatir lo que consideran mitos y estereotipos sobre la producción ganadera y el consumo de carne.
De todos modos, este estudio que podéis leer en este artículo de la página de la universidad, y en este otro publicado en la revista científica PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences), no analiza otras variables importantes, como el sistema de producción y las condiciones de cada país. Recordemos que, según este informe de Oxfam, alimentos básicos como el arroz, el maíz o la soja tienen un enorme impacto medioambiental, ya que generan un elevado nivel de emisiones de gases de efecto invernadero.
Por otro lado, investigaciones como la realizada recientemente por la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, apuntaban que en la lucha contra el hambre y la desnutrición, muchos países tendrían que aumentar sus emisiones de gases de efecto invernadero para poder proporcionar a la población una dieta saludable y adecuada, considerando que no existe una dieta única en todos los casos para poder abordar los problemas climáticos y nutricionales.