Un artículo publicado en el periódico digital Financial Times ha dado a conocer un informe interno de Nestlé en el que se reconoce que un 60% de sus productos no son saludables, es más, se asegura que algunos de ellos nunca lo serán a pesar de los cambios que se realicen en la formulación. Entre los productos destacados en el informe aparecen los cereales para el desayuno, los chocolates, los helados, las golosinas, las pizzas preparadas, etc. Los ingredientes que causan la evaluación negativa son los azúcares añadidos, las grasas saturadas y la sal, claro, que esto no es una sorpresa.
Poco después de que esta información apareciera en los medios de comunicación, Nestlé anunció que estaba trabajando para actualizar su estrategia de salud, se podría decir que en cierto modo reconoce el contenido del documento y su intención de mejorar los productos alimenticios que produce para que cumplan con los criterios nutricionales y de salud. Según el artículo del mencionado periódico, más del 60% de la cartera de alimentos y bebidas de Nestlé no se puede considerar saludable bajo una definición reconocida de salud, pero hay que aclarar que se han excluido en este informe categorías como la nutrición médica, los alimentos para mascotas, el café y la fórmula infantil.
Si estas categorías se hubieran incluido, el porcentaje de productos no saludables se habría reducido, claro, eso es a efectos estadísticos, pero la realidad sobre un buen número de productos y su elevado consumo no varía. Hasta la fecha, Nestlé comenta que ha reducido los azúcares añadidos y el sodio de sus productos hasta un 15% en los últimos siete años, sinceramente, se trata de una reducción extremadamente lenta, además, un 15% en algunos productos supone una reducción muy limitada y sirve de poco en el trabajo para mejorar los alimentos que comercializa y, por supuesto, sabe desde hace mucho tiempo que el azúcar no aporta ningún beneficio a la salud, pero sí perjuicios.
Recordemos que la compañía ya cuenta con algunos avances interesantes como, por ejemplo, el azúcar estructurado, con el que puede reducir el contenido en azúcar de sus productos hasta en un 40% sin que afecte a la calidad o sabor del producto. Pero sólo tenemos constancia del lanzamiento de un producto con este nuevo azúcar, por lo que se deduce que podría haber algún tipo de problema para integrarlo en el resto de productos, lo que supondría bajar en un 30% el contenido en azúcar de una sola vez, y no ese 15% en siete años.
Nestlé ha explicado que ha realizado mejoras significativas en sus productos, pero que le queda mucho trabajo por realizar, ya que un buen número de los alimentos que produce tienen una calificación por debajo de las definiciones de carácter saludable, en una situación en la que cada vez hay más presión regulatoria y donde los consumidores son más exigentes día a día. Esto nos lleva a deducir que si no se hubiera producido esa presión, nada cambiaría y quizá poco le importaría a la compañía que sus productos no fueran saludables. En todo caso, la realidad es que se van producir cambios antes o después y no sólo en Nestlé, muchas otras compañías alimentarias ya trabajan en esa línea para mejorar la calidad de los productos que elaboran.
Esta información ve la luz en el momento en el que las empresas alimentarias se enfrentan a un impulso de carácter global, que tiene el cometido de combatir la obesidad y promover una alimentación más saludable, aunque hablamos de Nestlé debido a ese documento interno, son muchas las empresas que tienen este problema y que deben dejar de retrasar aplicar las soluciones correspondientes. Por cierto, y hablando de mejoras de productos, los cambios no deberían realizarse sólo en los países occidentales, lamentablemente, en aquellos países con regulaciones más laxas o inexistentes, las compañías alimentarias varían el contenido en sal, grasas saturadas, azúcares añadidos… o simplemente no realizan cambios para mejorar la calidad nutricional de sus productos alimenticios.
Podéis conocer más detalles de la noticia a través de este artículo publicado en Irish Times, o a través del periódico digital Financial Times.
Foto 2 | Tim Green