Hoy conocemos los resultados de una investigación llevada a cabo por expertos de la Universidad de Nevada (Estados Unidos) en la que se concluye que un gen es el responsable de que la carne roja pueda producir cáncer. Hace unos dos millones de años el consumo de carne roja no afectaba a los seres humanos, pero con los cambios genéticos que se sufrieron y que permitieron la diferenciación con respecto a la mayoría de los primates, el gen se inactivó, perdiendo la protección que tenían los humanos ante un glúcido denominado Neu5Gc presente en este tipo de carne.
El gen en cuestión se denomina CMAH y es el responsable de la síntesis de este tipo de azúcar de la carne roja, glúcido presente también en algunos productos lácteos y especies de pescados. Al estar inactivo, la ingesta del glúcido Neu5Gc provoca una respuesta inmunitaria ante lo que se considera un elemento extraño, y puede causar inflamación, artritis y cáncer. Recordemos que el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer(IARC) consideró que la carne roja fresca era un probable carcinógeno para el ser humano y la carne procesada un carcinógeno confirmado.
El IARC explicó algunas de las razones de la asociación entre el consumo de carne y el riesgo de cáncer, como el componente que otorga a la carne su color rojo, los conservantes y otras sustancias que se utilizan en la carne, etc. Ahora se puede incluir una nueva razón y quizá tenga tanto o más peso que las argumentadas por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer. Los investigadores explican que la actividad del gen CMAH protegía a los humanos de entonces de esta enfermedad, pero su silenciación provocó que la carne roja se convirtiera en un riesgo para la salud.
La pérdida funcional del gen CMAH tras la divergencia de los humanos de los primates tuvo un papel importante en el desarrollo, como un crecimiento cerebral menos limitado. En la mayoría de los mamíferos la expresión de CMAH está regulada negativamente en el cerebro, por ejemplo, el cerebro de los primates deja de crecer poco después del nacimiento, en cambio, en los seres humanos el cerebro continúa creciendo tras el parto durante un tiempo determinado, este es uno de los cambios asociados al silenciamiento del gen que provocó un cambio evolutivo significativo.
Los investigadores analizaron 322 secuencias del genoma animal del National Center for Biotechnology Information (Centro Nacional de Información Biotecnológica) para encontrar animales que integraran el gen CMAH en modo activo, posteriormente los datos se colocaron en un “árbol” para determinar cuándo se inactivó el gen CMAH en la historia evolutiva de un animal. Esto es interesante porque explica por qué algunas especies tienen el gen activo y otras no. De los resultados se pueden obtener varias conclusiones, por ejemplo, que igual que los humanos, aves como el pato, el pavo o el pollo no contienen el gen y, por tanto, no integran en su organismo el azúcar Neu5Gc, lo que explicaría por qué las carnes procedentes de estos animales resultan más saludables y no tienen los efectos negativos de la carne roja.
Sobre las especies de peces investigadas, los expertos explican que tienen una concentración insignificante del glúcido Neu5Gc, sin embargo, en los huevos de los peces el contenido es significativamente alto, por ello, comentan que el caviar, uno de los alimentos más caros que se consideran una delicatesen, es también uno de los más tóxicos para el ser humano por su contenido en Neu5Gc. La inactividad del gen en los seres humanos se apunta como posible causa de la liberación a la exposición de diferentes microorganismos patógenos, los expertos explican que existe un tipo de malaria que necesita el glúcido para la infección, de ahí que a los humanos no les afecte la enfermedad y a otros primates sí.
Para los investigadores la presencia del gen CMAH determina qué alimentos de origen animal deben comer los seres humanos y qué alimentos no deberían ser consumidos, sin embargo, apuntan que el consumo de carne roja es perfecto siempre que se realice con moderación. Esto podría considerarse un contradicción con la diferenciación que han realizado entre qué animales deberían o no ser consumidos. Comentan que encontrar dónde y cuándo se desactiva el gen es fundamental para determinar qué especies tienen más probabilidades de tener el azúcar tóxico Neu5Gc, y si es así, cuál puede ser su uso en trasplantes, dietas e investigación.
Explican que si un animal tiene el gen, posiblemente su carne provoque los mismos efectos negativos que tiene la carne roja, y si no lo tiene es posible que contenga microorganismos patógenos que se unen al azúcar Neu5Ac, lo que podría afectar a los seres humanos. Esto demuestra que queda mucho por investigar, pero cierto es que los resultados pueden ser un trampolín para un futuro trabajo en nutrición, genética y medicina.
Quizá esta investigación también sea cuestionada por el Instituto Norteamericano de la Carne, recordemos que el pasado mes de septiembre ya cuestionó la relación entre la carne y el cáncer. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la Universidad de Nevada y en este otro publicado en la revista científica Genome Biology and Evolution.