Hace algo más de un mes, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) promovía de nuevo la introducción de los insectos en la alimentación, indicando que son una fuente de alimentación esencial que debería ser promocionada a fin de poder luchar contra el hambre en el mundo. Destacábamos que esta recomendación planteaba varios interrogantes y muchos aspectos en contra que no facilitan la introducción de insectos como alimento, sobre todo en los países desarrollados. Pues bien, ahora un estudio pretende demostrar lo deliciosos que son los insectos, los investigadores daneses que llevan a cabo este trabajo argumentan que se ha hablado mucho de las propiedades nutricionales o de los beneficios ambientales, pero no se ha ensalzado un aspecto importante, el de la exquisitez.
La investigación se lleva a cabo por expertos del Nordic Food Lab y la Universidad de Copenhague, cuenta con una financiación de 500.000 euros procedentes del programa de la Fundación Velux, una fundación sin ánimo de lucro creada por Villum Kann Rasmussen, cuya finalidad es trabajar para mejorar el medio ambiente y la sostenibilidad. Con este trabajo se pretenden poner en valor las cualidades organolépticas de los insectos, así como aumentar los conocimientos sobre la forma de utilizarlos en la dieta diaria. Los investigadores explican que este tema se ha tratado poco y creen que es muy importante mostrar lo deliciosos que pueden ser, para que sean aceptados de mejor grado por la sociedad.
La exquisitez es uno de los argumentos que según los expertos se debe ensalzar, por ello el estudio se ha titulado Buen gusto: delicias como argumento para la entomofagia. La entomofagia se define como la ingesta de insectos como alimento para seres humanos y animales, se engloba en la etnoentomología, la ciencia que investiga los conocimientos, la percepción y el uso de insectos como alimento en las diferentes culturas humanas. El estudio se iniciará este mes y está prevista una duración de al menos tres años, el equipo de investigación trabajará además en otros campos, el aspecto microbiológico, el entomológico y el patológico. Parece ser que de un modo u otro se pretende cruzar esa barrera del asco y la repugnancia que tienen los consumidores de los países industrializados, posiblemente más de un lector crea que este estudio no será de gran ayuda para que los insectos sean aceptados como una exquisitez culinaria.
Seguimos pensando que se deberían realizar más esfuerzos en otros temas, recordemos que la FAO encargó un estudio al Instituto de Biotecnología y Alimentos SIK (Suecia), en el que se concluía que 1.300 millones de toneladas de alimentos se tiraban a la basura. Esta organización es consciente de que una reducción del desperdicio reduciría el hambre en el mundo y mejoraría significativamente la seguridad alimentaria, sin embargo, en vez de centrar sus esfuerzos en temas como la reducción del desperdicio, la mejora de los procesos de conservación de los alimentos, los programas de autosuficiencia alimentaria, etc., prefiere recomendar la alimentación a base de insectos, es un consejo que no le cuesta el dinero que le costaría llevar a cabo otros trabajos. Ahora la FAO se encuentra con la fortuna de que un equipo de investigadores va a trabajar en el tema y además subvencionados, por lo que no tendrá que desembolsar ni un euro.
Los investigadores explican que los insectos tienen todo tipo de ventajas, magnífica composición nutricional, accesibilidad, facilidad en las técnicas de crianza que resultan rápidas y se obtienen muy buenos resultados, posibilidades económicas y capacidad para mejorar la seguridad alimentaria. Pretenden influir en los consumidores, en las empresas agroalimentarias y en los políticos, ofreciéndoles información validada sobre el enorme potencial que tienen los insectos, con ello tienen la esperanza de que se mejore la voluntad política, se realicen inversiones y se incrementen los programas de investigación en torno a los insectos en todo el mundo.
La verdad es que va a ser difícil que puedan cambiar la percepción del consumidor, va a hacer falta mucho más que la promoción de la FAO, un estudio o una maquinaria legal y económica para que sean aceptados de buen grado y los insectos se conviertan en parte de nuestra dieta habitual.
Más información | Fundación Velux