Según un estudio desarrollado por Gallup, empresa que se dedica al análisis de datos, encuestas y asesoría a empresas para que alcancen sus objetivos, un 23% de los estadounidenses ha reducido el consumo de carne durante los últimos 12 meses. Parece ser que gana fuerza entre la población la preocupación por el impacto de la producción alimentaria (y especialmente la producción de ganado) en el cambio climático, lo que ha avivado el interés por las dietas basadas en alimentos vegetales.
Estos datos sorprenden, sobre todo, por la rapidez de los cambios que se están produciendo en los hábitos de consumo, recordemos que en el año 2016, un estudio de la Universidad Johns Hopkins concluía que la reducción de la ingesta de carne entre los consumidores era muy lenta, y que todas las campañas y acciones que se habían puesto en marcha para reducir el consumo de este alimento no daban los resultados esperados. A esto hay que añadir que a finales de 2017, un estudio de la consulta Nielsen mostraba que la carne era la proteína preferida de los consumidores de Estados Unidos y Canadá, una buena parte de los consumidores creía que la carne era saludable y que ofrecía beneficios a la salud, por lo que si no se consumía, se dejaban de ingerir nutrientes importantes.
Pero según la encuesta de Gallup, lo que más preocupa a los estadounidenses es la salud, un 70% de los encuestados consideran que es necesaria la reducción del consumo de carne para gozar de una mejor salud. Los problemas medioambientales son el segundo motivo de peso para reducir el consumo de carne, un 49% de los encuestados señalan el cuidado del medio ambiente como una de las causas que impulsan su deseo de cambiar los hábitos alimenticios. En tercer lugar, con un 43%, la seguridad alimentaria motiva la reducción de consumo de este alimento, y en cuarto lugar lo hace el bienestar animal con un 41%, el resto de motivos son minoritarios.
De la encuesta telefónica realizada el pasado mes de septiembre se obtienen otros datos interesantes, los resultados muestran que un 72% de la población mantiene sus mismos hábitos de consumo de carne, y sólo un 5% comenta que aumentaron el consumo de carne en los últimos 12 meses. Se puede comprobar que en un periodo de unos dos años se ha producido un cambio significativo en los hábitos de consumo, esto coincide con la explicación que proporcionaban los expertos de la Universidad Johns Hopkins, que comentaban que los estadounidenses tienen tendencia a experimentar con las dietas antes de cambiar de opinión y tardan bastante en tomar decisiones.
El grupo de estadounidenses que manifiestan comer menos carne, lo hacen a través de raciones más pequeñas, adaptando las recetas para sustituir la carne por verduras, y otros lo hacen eliminando el alimento de algunas de sus comidas. Sobre las denominadas carnes vegetales, la encuesta apunta que alrededor de un 36% de los consumidores manifestaron que estaban sustituyendo la carne tradicional por las alternativas vegetales, merece la pena destacar que estas alternativas no son tan saludables como se presentan, ya que pueden contener la misma cantidad grasas saturadas, carga energética y, entre otras cosas, un mayor contenido en sodio que la carne tradicional.
Existen diferencias entre los distintos segmentos poblacionales, por ejemplo, las mujeres tienen casi el doble de probabilidades que los hombres de reducir el consumo de carne, las personas que no son de raza blanca reducen mucho más el consumo de carne, quienes viven en ciudades y suburbios reducen más el consumo de este alimento que las personas que viven en áreas rurales. Hay que destacar que, según la encuesta, sólo un 5% de los consumidores se declararon vegetarianos, porcentaje que se reduce si hablamos de veganismo, es decir, se acepta la reducción de carne, pero no su eliminación de la dieta.
Estados Unidos es uno de los países con un mayor consumo de carne per cápita, por lo que estos datos deben preocupar a esta industria, ya que el cambio se acelera y cada vez se suman más consumidores a la reducción del consumo de este alimento. Por ello, para reducir los posibles efectos económicos negativos de la reducción de la venta de carne, Gallup considera que los líderes políticos y la industria alimentaria deben tomar en serio el cambio de tendencia de los estadounidenses y considerar las razones que la impulsan para poner en práctica medidas que se adapten a la nueva situación.
De todos modos, hay que decir que en la encuesta sólo participaron 2.431 personas adultas de todo Estados Unidos, una muestra demasiado pequeña, por lo que sería interesante realizarla con una muestra mucho mayor para afinar mejor los resultados. Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través del artículo publicado en la página de Gallup.