Ultimat Vodka

Manuel de Haro Ramón

Sumiller de El Club del Gourmet de E.C.I de Castellón

Una de las últimas incorporaciones al surtido de bebidas Premium de El Club del Gourmet ha sido el vodka polaco Ultimat en sus tres versiones, puro, chocolate y vainilla y cereza.

Ultimat Vodka es, sin duda, el vodka más exclusivo del mundo y el único hecho de patata, trigo y centeno, mientras que la mayoría de vodkas suelen ser de patata o cereales. Está catalogado de categoría ultra Premium y su precio ronda los 90 euros, algo prohibitivo para muchos.

Ha llegado de la mano de una de las distribuidoras que ha revolucionado el mercado de las bebidas de lujo en nuestro país, Global Premium Brands, que en poco más de año y medio nos ha dejado joyitas como: Hipnotiq, G’vine, licor de tequila Agavero, agua Bling, entre otras.

Ultimat Vodka está concebido para deleitar a los más selectos sibaritas dispuestos a apreciar la más delicada y placentera sutileza.

Un “Master Destiller” es el responsable de, bajo el mayor de los secretismos, combinar los ingredientes y conseguir la mayor pureza y perfección en cada una de las gotas de este espirituoso. Pasa por varios procesos de destilación y diferentes tipos de filtrado.

Otra lujosa característica de este producto es su preciosa y corpulenta botella de cristal soplado, son botellas creadas a mano por artesanos, cerradas por un bonito tapón de corcho y con una burbuja en la parte inferior de cada botella que, en cada una de sus tres variedades, es de un color diferente, siendo roja la de cerezas, blanca y esmerilada la de chocolate y vainilla y azul la de Ultimat Vodka puro.

Estos vodkas saborizados no tienen nada que ver con los que habitualmente encontramos en los supermercados y locales de ocio, en los que predomina el sabor a alcohol, utilizados para beber en chupitos o en mezclas “explosivas” que destrozan el estómago y perjudican seriamente a la cabeza al día siguiente, estos combinan un delicado sabor con un sutil y evocador aroma.

Ultimat Vodka acompañaría bien el caviar, las ostras, erizos de mar… Y las otras dos variedades podrían armonizar con postres o para los mas atrevidos, preparaciones agridulces.

Sin duda, una muy buena opción para regalar, regalarse a uno mismo o decorar los mejores bares, sin olvidar su principal fin, ser degustado lenta y tranquilamente, a poder ser en buena compañía.

Manuel de Haro Ramón
Sumiller de El Club del Gourmet de E.C.I de Castellón

Las exquisiteces no están hechas para saciar, si no para deleitar el paladar.

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