Para la terminación de los pasteles es habitual el uso de un glaseado, una cobertura que le da un aspecto más atractivo, brillante y apetitoso. El truco de cocina de hoy está dedicado al glaseado de confitura, muy habitual también para su uso como relleno en las recetas de bizcochos. El problema que a veces nos hemos podido encontrar es que en las masas batidas, tanto la capa superior como el interior si es para relleno, se pela o se desmiga al extenderlo, y aunque el glaseado lo puede ocultar, no estará de más recordar cómo podemos evitarlo.
El truco de cocina para el glaseado de confitura es muy sencillo, partimos de una confitura o mermelada que nos guste y del sabor adecuado para que combine con el resto de ingredientes del pastel. Muchas veces estas confituras tienen trocitos de fruta que para el uso que abarcamos hoy, no nos hacen falta.
Así que lo que debemos hacer en primer lugar es poner la confitura en un cazo y llevarlo a fuego suave, el calor la hará más fluida y nos permitirá tamizarla para separar los trocitos de fruta. Una vez realizado este paso, volvemos a introducir la confitura en el cazo y añadimos la mitad o un poco menos de su peso en agua, llevamos a ebullición mientras batimos con una espátula para que el agua se integre bien y obtengamos una salsa fluida.
Después bastará con verter el glaseado de confitura sobre el bizcocho y repartir suavemente con una espátula de pastelería, cuando se enfríe tomará más cuerpo. Pero hay que tener algo en cuenta, si la confitura ya es bastante ligera (líquida), no será necesario añadir agua después de tamizarla, será suficiente con batirla bien o extenderla sobre la mesa de trabajo como cuando se atempera el chocolate, estará lista para decorar el bizcocho sin desmigarlo o pelar su superficie.
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