En nuestras recetas hacemos más uso de la piel de los limones que del cítrico completo, por eso, en más de una ocasión, cuando hemos utilizado medio limón o sólo un par de rodajas, si hemos guardado el resto en el frigorífico y no hemos estado pendientes de gastarlo, se nos ha acabado estropeando, cosa que no nos gusta nada.
Pero bueno, eso pasó algunas veces, hasta que encontramos la solución que, quizá, algunos de vosotros ya conocéis, pero esperamos que a los demás os sirva para evitar un desperdicio alimentario como a nosotros. Y es algo tan simple como congelar los limones en rodajas, es decir, el resto del cítrico que nos queda después de emplear parte de él en una receta o en una infusión.
De hecho, después de congelar este cítrico en rodajas, nos va de maravilla para añadirlas en los tés y otras infusiones que tomamos, sobre todo, en los meses más fríos, además de aromatizar la bebida, ayuda a los impacientes a que se enfríe más rápido y poder tomarla sin esperar.
Este truco de cocina también sirve para quienes quieran tener siempre limón fresco listo para usar, no hace falta que esté empezado, si se prevé que se va a quedar en la nevera y se va a secar (que también tendría uso, recordad que en este post os explicamos qué hacemos con los limones secos), se puede preparar para congelar.
Y también es un buen recurso para quienes tienen limoneros y no dan abasto con su cosecha, es decir, no les da tiempo a consumirlos. Aunque también se pueden regalar o hacer limones en conserva, crema de limón o lemon curd, etc. Otra opción es congelar la piel de los cítricos por un lado y por otro preparar sorbete de limón, que se agradece tomar después de una copiosa comida, como las que se avecinan con las fiestas.
Sobre cómo congelar las rodajas de limón, no tiene ningún secreto, pero os contamos rápidamente cómo lo hacemos nosotros. Primero lavamos muy bien los limones (aunque se compren de producción ecológica, hay que lavarlos bien), después los secamos y a continuación los cortamos en rodajas.
Entonces secamos un poco cada rodaja con papel de cocina absorbente y las colocamos extendidas en una bandeja sobre papel vegetal o sobre una rejilla. Introducimos así los limones en el congelador, y cuando se han congelado, pasamos las rodajas a un táper o a una bolsa de congelación, estarán separadas y será fácil cogerlas de una en una, porque no se quedan pegadas.
Cuando necesitamos limón en rodajas fresco, las sacamos del congelador justo en ese momento o unos minutos antes, según el uso que les vayamos a dar. Sencillo ¿verdad? Pues ya lo sabéis, esperamos que os resulte útil y lo pongáis en práctica, y que compartáis este truco con quien creáis que le va a ayudar.