La piel de pollo puede ser una capa crujiente y deliciosa cuando se cocina bien, pero en muchas recetas puede ser preferible retirarla para reducir el contenido de grasa o lograr un acabado diferente. Si es una tarea que consideráis que cuesta demasiado, quizá es porque no conocéis el truco de cocina para quitar la piel de pollo antes de cocinarlo.
No es necesario hacer uso de ningún tipo de utensilio o herramienta especial, lo único que necesitamos es papel de cocina, pero no cualquier servilleta de papel, aunque también serviría. Es preferible hacer uso de un papel resistente como el del típico rollo de cocina. Su función será evitar que al estirar la piel se resbale en las manos.
Quitar la piel a los muslos de pollo no puede ser más fácil, de todos modos, a continuación lo explicamos paso a paso para hacerlo de forma eficaz y segura, y os contamos por qué es importante hacerlo correctamente.
El primer paso es identificar el extremo en el que la piel está más suelta o sobresale. Esto suele estar en la zona más carnosa y cercana a una de las articulaciones. Comenzar desde esta área facilita el trabajo, ya que la piel en esta parte es más flexible, se desprende bien y se puede agarrar fácilmente. Además, evita que se dañe la carne innecesariamente.
Con las manos limpias empezamos a tirar suavemente de la piel hacia arriba. Notaremos que está unida a la carne por una fina capa de grasa, que normalmente se desprende sin necesidad de aplicar ni un mínimo de fuerza. Pero si en algún punto la piel está más adherida, podemos utilizar un cuchillo pequeño y afilado para cortar cuidadosamente esas conexiones.
Si tiramos demasiado fuerte se puede desgarrar tanto la piel como la carne, dejando un acabado desigual. Por cierto, no somos partidarios de utilizar guantes, quien lo hace pensando que trabaja de forma más higiénica, que lea esto, y quien lo hace porque tocar la carne cruda le provoca aversión, pues está en su derecho. En cualquier caso, preparar los alimentos con las manos desnudas permite tener mayor control durante el proceso y es mucho más higiénico si se lavan cuando corresponde correctamente.
En el vídeo podéis ver que es necesario llevar la piel al extremo del hueso (sea el corte de pollo que sea), que es donde está fuertemente adherida. Entonces es el momento de coger el elemento estrella de este truco de cocina, el papel absorbente. Sujeta con una mano con firmeza la pieza de pollo, y con la otra mano sujeta la piel de pollo con el papel de cocina, como ya hemos evitado, esto evitará que las manos resbalen mientras separamos la piel del hueso, debemos realizar el gesto como si estuviéramos quitando un calcetín.
Después de retirar la piel, deséchala de inmediato. Lava tus manos con agua caliente y jabón, y desinfecta todas las superficies y utensilios que hayan estado en contacto con el pollo crudo. Esto es muy importante porque el pollo puede contener bacterias como la Salmonella o la Campylobacter, que pueden transferirse a otros alimentos o superficies si no se toman precauciones. Limpiar cuidadosamente previene la contaminación cruzada y asegura que la cocina sea un espacio seguro.
¿Por qué es útil el papel de cocina?
La piel de pollo puede ser resbaladiza debido a la grasa natural, y el papel ayuda a mantener un agarre constante, acelerando el proceso y haciéndolo más seguro.
Con la piel retirada, los muslos o cualquier parte del pollo están listos para sazonarse y prepararse según la receta que vayamos a elaborar. Sobra decir que retirar la piel hace que las especias y marinados penetren mejor en la carne, y también facilita cocciones más ligeras y saludables.
Practicad con calma, si no lo habíais hecho antes, no hay prisa, con la práctica, se convertirá en un paso rutinario. Y ahora que conocéis este sencillo proceso y la importancia de mantener la higiene durante su preparación, estaréis listos para preparar vuestras recetas de pollo con confianza y seguridad.
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