En las comidas festivas como la Navidad son muy recurridos los frutos rojos para decorar los platos. Claro, también se pueden comer, ya sabéis que todo lo que se pone en un plato debe ser comestible y además debe estar en armonía. Esto quiere decir que hay platos en los que quizá una frambuesa no acompañe bien a la elaboración culinaria, entonces quizá es mejor buscar otra cosa.
El caso es que cuando compramos frambuesas, arándanos, grosellas, moras… para decorar los platos de fiesta, normalmente utilizamos unos pocas piezas y el resto quizá no apetece comerlo porque no es fruta de temporada y no está tan ricas como nos gustaría. Además suele salir carísima (cosa que no entendemos, pero en fin…) así que de lo que se trata es de sacarle el máximo provecho, y en lugar de dejarlos pasar en el frigorífico, lo mejor es congelar los frutos rojos para tenerlos frescos todas las fiestas.
De este modo, si compraste unas grosellas para Nochebuena, también podrás disponer de ellas en Año Nuevo, o dentro de un mes si lo prefieres. Los frutos rojos son de la fruta que mejor congela, no es necesario escaldarla ni cocinarla previamente.
Simplemente tenemos que limpiar bien las bayas y una vez secas, ponerlas en una bandeja, bien extendidas, que no se monten unas sobre otras. Si están en rama (como las grosellas) pueden mantenerse en ella, pues suele interesar para la decoración del plato.
Se introduce la bandeja en el congelador y una vez que la fruta roja se ha congelado se puede pasar a una bolsa con cierre de cremallera o a un tupper con tapa hermética y guardarla de nuevo en el congelador.
Como las bayas o frutos rojos están congelados sin pegarse unos con otros, cuando se necesiten tres o cuatro unidades o una ramita se podrán coger fácilmente, no habrá que descongelar todo, y así seguiremos teniendo los frutos rojos casi como si estuvieran frescos (pues evidentemente frescos no están) si nos hacen falta una semana después.
Más que un truco de cocina, lo que os damos es un consejo para que rentabilicéis las cestillas de frutos rojos que compráis para decorar los platos de Navidad o de cualquier otra comida festiva, quizá no habíais pensado en la posibilidad de congelarlos. Y siempre estarán disponibles para hacer, por ejemplo, un smoothie.