Hoy vamos a recordar un truco de cocina que podemos emplear para atemperar distintos alimentos, aunque con sus variaciones, ¿recordáis que para disponer de los huevos a temperatura ambiente podíamos ponerlos en un recipiente con agua tibia?, pues algo parecido podemos hacer para atemperar quesos de pasta blanda como el Brie o el Camembert.
El problema que hay con los quesos en un hogar es la conservación, si los tenemos a temperatura ambiente es demasiado cálida, si los guardamos en el frigorífico es demasiado fría, pero ésta es la opción elegida para la mayoría de quesos que queremos conservar varios días. De este modo, igual que sucede con la mantequilla o con los huevos (para algunas elaboraciones), el queso debe atemperarse antes de su servicio, por lo que es necesario retirarlo con tiempo del frigorífico.
Pero cuántas veces se nos olvida, y servir un queso recién retirado del frigorífico no tiene ninguna gracia, ninguna virtud, no se pueden apreciar ni los aromas, ni los sabores, ni la textura apropiada del queso, y esto sucede tanto con los quesos de pasta blanda de los que hablamos hoy, como de los quesos más curados. La solución que encuentran muchas personas para atemperar el queso es utilizar el microondas, de hecho, incluso hemos topado con esas recomendaciones en algunas webs culinarias indicando que se caliente durante 30-60 segundos a baja potencia.
No lo recomendamos si queremos atemperar el queso de forma homogénea, en caso de no poder obrar con otro método, la recomendación sería utilizar el microondas en la función descongelar. Pero hay otra forma de atemperar quesos de pasta blanda como os comentábamos al inicio, y es sumergiéndolos en un baño de agua caliente.
Quesos como el Brie, el Camembert, el rulo de cabra, algunos quesos azules… se recomiendan servir a una temperatura de unos 18-20º C. Para elevar a esa temperatura un queso recién retirado del frigorífico, podemos poner un recipiente con agua caliente, a unos grados por encima de la temperatura que queremos conseguir, como a 26-27º C (80º F), introducir el queso bien envuelto, dentro una bolsa de congelación que selle bien y retirando todo el aire el interior para que no flote.
Como explican en el vídeo que podéis ver sobre estas líneas, si no disponemos de dos horas para que el queso se atempere de forma natural, con este método podemos conseguirlo en unos 45 minutos. Pero no olvidemos otra recomendación, para la que no será necesario ni recurrir al baño de agua caliente, sobre todo en los meses más cálidos del año. Igual que para ablandar la mantequilla se recomienda rallarla, si cortamos en porciones el queso, adquirirá la temperatura adecuada para el servicio en menos tiempo.
Foto | Grongar