Hoy conocemos una investigación desarrollada por expertos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington (Estados Unidos), en la que se concluye que la Trehalosa, un tipo de azúcar natural presente en alimentos como en ciertas setas, como los champiñones, y en algunas variedades de miel, tiene la capacidad de activar un gen que mejora la sensibilidad a la insulina, priva al hígado de glucosa y desencadena la quema de grasa. Los investigadores explican que este disacárido podría ser efectivo en el tratamiento del síndrome metabólico y en afecciones relacionadas como la diabetes, la obesidad y el hígado graso.
En las pruebas realizadas, la trehalosa mostró diversos efectos positivos, mejoró el uso de la insulina natural, se produjo un incremento de la temperatura corporal, el organismo quemó más calorías, se redujo el incremento de peso, se acumularon menos grasas especialmente en el hígado y se redujeron los biomarcadores del colesterol en sangre. A esto hay que añadir que la trehalosa mostró un efecto protector con una dieta que promovía la obesidad, además de proteger ante la propensión genética a padecer obesidad.
Parece ser que la clave de estos beneficios es un gen llamado Aloxe3, que se activa con la reducción del aporte de glucosa al organismo y concretamente al hígado, lo que deriva en los beneficios para la salud antes comentados. El mencionado gen presente en el hígado y que se activa por el aporte del disacárido y por el ayuno, mejora la sensibilidad a la insulina como lo harían algunos fármacos que tienen este cometido, los investigadores comentan que introducir la trehalosa en la dieta normal facilita que el hígado cambie el modo en el que procesa los nutrientes de un modo beneficioso.
Una dieta con un alto contenido en azúcares y grasas es responsable de la aparición del riesgo del síndrome metabólico, el organismo lucha para mantenerse ante unos niveles elevados de glucosa en sangre, y con el tiempo, se deja de responder a la insulina, hormona responsable de procesar y transformar la glucosa en energía. Por otro lado, la resistencia a la insulina puede provocar la aparición de la diabetes tipo 2. Los expertos comentan que el aporte de más azúcar podría parecer contradictorio, pero el aporte de trehalosa podría ser una solución.
En la investigación, los expertos utilizaron la trehalosa en el agua potable que tomaban los roedores del estudio, para comprobar qué genes se activaban en el hígado de los animales tras su ingesta. Además de la identificación del gen Aloxe3, se constató que los roedores experimentaron los efectos positivos antes comentados, similares a los obtenidos en otra prueba en la que se proporcionó a los ratones agua sin el disacárido durante un periodo de dos días de ayuno, descubriendo que el ayuno tenía el mismo efecto.
Como hemos comentado, los beneficios se han determinado en las pruebas de laboratorio realizadas con roedores y no se puede hablar de benéficos en los seres humanos hasta que no se realicen más investigaciones. Los resultados obtenidos en este trabajo pueden ser la base para el tratamiento de la diabetes con agua enriquecida con trehalosa, aunque quedan muchas cuestiones por solventar, ya que las enzimas del tracto digestivo pueden descomponer las moléculas de trehalosa sin que éstas puedan llegar a proporcionar los efectos beneficiosos.
Como alternativa, se ha constatado que un tipo de azúcar análogo a la trehalosa es más resistente a la descomposición por parte de las enzimas del tracto digestivo y ofrece los mismos beneficios comentados. Podéis consultar todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página web de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, y en este otro publicado en la revista científica JCI Insight.