Hace unos días un amigo nos enseñó como hace la pasta de colores, concretamente la pasta de tomate, para ello utilizó un concentrado de tomate italiano, la passata, con la que la pasta debe quedar deliciosa. Pero también hay otro ingrediente que va muy bien para hacer pasta de tomate, el tomate deshidratado en polvo.
Pero el polvo de tomate deshidratado es un ingrediente muy versátil, tiene múltiples utilidades, se puede utilizar para potenciar el sabor de una salsa de tomate o de una vinagreta, para el gazpacho o el salmorejo, para hacer un sencillo zumo, para decorar platos, por ejemplo un ajoblanco, para hacer pan e incluso helados. Seguro que a vosotros se os ocurren muchas otras utilidades para el polvo de tomate.
Nosotros lo utilizamos en contadas ocasiones, hemos hecho el helado de tomate, lo hemos incluido en algunos panes, en la pasta fresca… aunque afirman que es como el tomate natural, habiendo tomates dulces y sabrosos preferimos estos.
Como cualquier producto deshidratado, el tomate en polvo sólo necesita agua o caldo para obtener una pasta de tomate, más densa o más líquida dependiendo del agua que se le incorpore, y claro, dependiendo de la finalidad que se le quiera dar a este ingrediente.
Hay distintas marcas de tomate en polvo, la más fácil de encontrar es la de Casa Femafa (según dicen es “tomate molido sin conservantes ni aditivos”, pero el etiquetado no es correcto), que se comercializa en los supermercados DIA. También se puede encontrar el tomate deshidratado en polvo ecológico en tiendas de dietética e incluso podríamos hacerlo en casa con una buena deshidratadora o con paciencia en el horno, y luego moliendo el tomate deshidratado.
Es un ingrediente que, si está hecho a partir de buenos tomates, nunca estará de más en nuestra despensa, aunque sólo sea para tenerlo junto a las especias.