Acabamos de conocer The Wine Trials, la guía de los vinos baratos que al parecer está triunfando y arrasando en Estados Unidos. El responsable de esta nueva guía se ha dedicado a recorrer todo el país con un gran número botellas de vino cubiertas con bolsas de papel para que aficionados y expertos del mundo del vino realizaran una cata a ciegas y le proporcionaran la opinión y la nota de cata.
Los vinos que ofrecía el crítico Robin Goldstein para las catas tenían un precio que iba desde 1,5 dólares a 150 dólares por botella. Según el experto de esta iniciativa, la mayoría de los catadores preferían los vinos que resultaban más económicos, evidentemente ellos no lo sabían y en la cata no se sentían influenciados por el valor económico del vino o por la marca.
Gracias a esta iniciativa y a los 6.000 expertos y aficionados que han catado los vinos, Robin Goldstein ha podido recopilar en The Wine Trials los 100 mejores vinos con un coste inferior a 15 dólares que un norteamericano puede tomar. La verdad es que ha resultado ser una iniciativa original de la que el experto se ha sentido muy satisfecho, el motivo ha sido que los vinos de su guía han logrado desbancar a los vinos caros en cuanto a preferencias se refiere.
Según el experto, de este modo se desmonta la idea de que un vino es de más calidad cuanto mayor es su coste. Sus resultados en las catas realizadas son acordes al estudio científico que realizó el Instituto Tecnológico de California no hace mucho. En dicho estudio se sugería que el precio que se paga por un determinado producto influye notablemente en el disfrute al degustarlo, es decir, cuanto más se pagaba por un producto más satisfactorio resultaba al paladar.
El valor de un producto condicionaría entonces nuestro gusto, al menos para algunas personas así es y quizá no se está pagando lo que realmente valea el producto. El caso es que para esto existe una explicación científica, al parecer ,cuando se paga más dinero por una botella de vino por ejemplo, inconscientemente se impone una obligación de respeto y aprecio hacia el vino. Los expertos indicaban en el estudio que el problema se encontraba en el córtex orbitofrontal medial, localizado en la parte anterior de los lóbulos frontales del cerebro, en este lugar es donde se regula lo que se denomina placer subjetivo.
En el estudio se ofreció a 20 personas una cata de vinos en la que cada vino mostraba su valor económico en el mercado, aunque a dos de los vinos se les colocó un precio falso. En una primera parte del experimento, los vinos mostraban un valor económico de entre 5 y 10 dólares, en una segunda parte los mismos vinos fueron ofrecidos con una etiqueta que mostraba un precio de entre 45 y 90 dólares.
Los resultados mostraron que los vinos de 10 dólares que tenían una etiqueta falsa con un precio de entre 45 y 90 dólares, resultaron ser los que más gustaron, y eso que en la primera ronda los probaron, pero tenían marcado su precio real. Es evidente que el valor económico condiciona el gusto también en la alimentación, dependiendo de si pagamos 1,5 dólares por una botella de vino o pagamos por la misma botella 100 dólares, nuestro córtex orbitofrontal se activa provocando que la última opción nos resulte más atractiva. Un engaño que nos hace nuestro propio cerebro.
Robin Goldstein evidencia con su guía las preferencias reales de los aficionados norteamericanos al vino. Sería muy interesante que una iniciativa similar a la que ha dado vida a The Wine Trials, se realizara en nuestro país, seguro que sus resultados nos sorprenderían.
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