Tras ocho años de moratoria, la Organización de las Naciones Unidas reabrirá el debate sobre la tecnología Terminator, algo que no ven con buenos ojos las organizaciones ecologistas y numerosos agricultores de distintos países del mundo, pero especialmente los pertenecientes a los países subdesarrollados.
La tecnología Terminator fue diseñada para crear semillas «suicidas», es decir, la semilla realiza su función de desarrollo pero no permite que se generen nuevas semillas en la planta que se forme. Un agricultor que utiliza semillas tratadas con la tecnología Terminator no podrá nunca esperar recoger nuevas semillas para utilizarlas en el cultivo del próximo año, son semillas de un sólo uso que encierran diversos inconvenientes para los agricultores y quizás para el medioambiente, sin embargo, favorecen a quienes las desarrollan garantizando las ventas cada año.
En realidad Terminator está sujeto al Sistema de Protección de Tecnologías, este se basa en la introducción de determinadas secuencias genéticas en las plantas, las secuencias son responsables de la esterilización que sufre la planta, en un determinado momento del desarrollo se activa el mecanismo genético que niega el desarrollo de las nuevas generaciones. Las semillas transgénicas suelen empaparse de una sustancia química que junto a los cambios genéticos, darán buena cuenta de la segunda generación.
De este modo, las empresas garantizan que los agricultores deban acudir cada año a buscar nuevas semillas para sus cultivos. Se supone que las semillas modificadas genéticamente son de mejor calidad, ofrecen mayores cualidades nutricionales y mayor resistencia frente a las enfermedades o las inclemencias climáticas, entonces, ¿por qué introducir en ellas el suicidio? La industria indica que se trata de un mecanismo que evita la contaminación genética, al no existir nuevas generaciones, no aparecería el polen que podría dispersarse y contaminar otros cultivos fecundándolos.
Existen dos opiniones, quienes creen que se trata de una medida eficaz para preservar el medio ambiente y quienes creen que en realidad se trata de un sistema de protección económica que garantiza a las empresas la continuidad del negocio. Existe quizás un tercer peligro que se debe tener en cuenta, ¿es posible que se diera una contaminación en otro nivel que provocara en otros cultivos esa esterilidad que produce la tecnología Terminator?
El procedimiento se puede aplicar a cualquier cultivo, está diseñado para ello en algunos casos en los que la contaminación genética es evidente y podría ser una medida efectiva, pero, en los casos en los que la contaminación genética es improbable, ¿por qué se aplica también?
Quedan muchas incógnitas por despejar y una difícil decisión que tomar, la mejora genética de los alimentos puede traer serias consecuencias dependiendo de quienes tomen las decisiones y de los intereses que se encuentren por medio, económicos, morales, saludables, etc.
Más información | Rebelion
Más información | Banterminator
5 comentarios
A ver si lo entiendo, por un lado la mayor amenaza de los transgénicos es que se propaguen en el medio natural 😉 y por otro es terrible que las multinacionales malvadas los desarrollen para que no puedan hacer eso. ¿Me he perdido algo?.
Por otra parte, ¿no tienen derecho las empresas que desarrollan semillas a proteger sus inversiones en I+D?. Las variedades mejoradas pueden ser 100 o 1000 veces más productivas y resistentes que las originales. ¿Debo ceder ese beneficio en la primera cosecha al top-manta agrícola?.
No hace demasiado hablaba con algunos productores de naranjas. Estos están optando por plantar variedades nuevas que producen en fechas no habituales y que además tienen la producción controlada. De este modo conseguían precios aceptables (nada de grandes márgenes, pero al menos no perder dinero) y podían seguir produciendo. ¿Es legítimo?… puede ser discutible, pero yo creo que sí.
Proteger las inversiones, pues sí, tienen derecho, pero ¿es igual de ético protegerlas en los países más desfavorecidos?, precisamente este modo de actuación no beneficia el desarrollo del país. Podemos poner por ejemplo la grave preocupación en torno al sida y como los medicamentos desarrollados para esta enfermedad son especialmente costosos para estos países, el resultado, de nada sirve la medicación, ya que no tienen acceso a ella.
La tecnología y la inversión debe protegerse pero se deberían contemplar casos excepcionales. Por otro lado, la pregunta planteada, ¿y si se produce una contaminación de la esterilización que presentan estos alimentos?, ¿nos enfrentaríamos quizás a un problema mayor que el de la contaminación transgénica?
El caso de las naranjas es distinto, no existen riesgos para la salud o el medio ambiente ¿o sí?
Quedan muchas incógnitas por despejar…
Saludos
Demasiadas incógnitas me temo 😉 Aunque entiendo la excepcionalidad de algunos casos, países desfavorecidos, etc… no veo tan sencillo la aplicación de esas excepciones. Quizás podríamos incentivarlas desde occidente, desgravando las ventas a esos países a precios más bajos, etc…
El problema que veo es que tanto los beneficios fiscales como las subvenciones tienden a producir distorsiones inesperadas en el mercado, vease biodiesel y precio de los cereales 😉
Y por otra parte ¿vamos a obligar a las compañías a ser solidarias?… pensaba que la solidaridad era por defecto espontánea. Y por otra parte, mola mucho ser solidario con el dinero de otros 😉
Si, en eso tienes razón, no se puede ser solidario con el dinero de los demás, pero no estaría mal que las grandes compañías sintieran esa responsabilidad social.
Nosotros no podemos hacer gran cosa, pero hay que recordar que algunas de estas compañías han logrado amasar verdaderas fortunas en algunos de estos países en vías de desarrollo, carentes de legislación y con los derechos básicos por los suelos, es justo que proporcionen una pequeña parte de lo que han obtenido.
En cuanto a las distorsiones del mercado, es efectivamente así, las soluciones son bastante complicadas.
Lamentablemente lo que las personas piensan de inmediato al escuchar hablar sobre este tema es en los derechos de una empresa sobre lo que ha producido. Esto esta bien si hablamos de avances tecnológicos en el área automotriz, aeronáutica o cualquier otra industria, Pero es que acá hablamos de los alimentos, algo básico para garantizar la vida de todas las especies de este planeta. Hablemos de las semillas transgénicas fértiles reproductivas. Si un productor agro-industrial decide utilizar estas semillas no es reprobable, pero el problema se hace grave cuando consideramos que si esta semilla se dispersa, puede llegar inclusive al huerto familiar sin ser invitada. Si esto llega a suceder terminaríamos pagando, a la empresa productora de la semilla invasora por la mata de aguacate, mango o lechoza que tenemos en el patio de nuestra casa, so pena de que tengamos que entregar las matas a la empresa. Ahora hablemos de las semillas que producen planta estériles (que no producen nuevas semillas fértiles). Imaginemos un escenario de tercera guerra mundial, la cual sería nuclear, con una gran devastación en la faz de la tierra, muerte de gran parte de la población mundial y desaparición del aparato industrial. Si para ese momento nuestros cultivos a nivel mundial son producto de semillas transgénicas no reproductivas (que no producen semillas fértiles) y las empresas que las producen han desaparecido, ¿que comerían los sobrevivientes de la guerra? Estaríamos condenando a la especia humana a la extinción, solo por defender las ganancias de tres o cuatro magnates de la producción de transgénicos. Dejemos de pensar solo en dinero y seamos mas humanistas, por favor….!