Desde hace algunos años se llevan a cabo investigaciones que tienen como cometido reducir las emisiones de metano producidas por el ganado vacuno, recordemos que se trata de un gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global del planeta, siendo su efecto hasta 23 veces más potente que el CO2 a la hora de retener el calor. Hoy conocemos una nueva investigación realizada por expertos de la Universidad Estatal de Pensilvania (Estados Unidos), en la que se ha logrado desarrollar un suplemento alimenticio que reduce un 30% las emisiones de metano del ganado vacuno.
El nuevo suplemento 3-nitrooxypropanol (3NOP) no sólo tiene la capacidad de reducir las emisiones de metano, algo que contribuiría en la lucha contra el cambio climático global, también favorece que el ganado incremente hasta en un 80% su peso corporal durante el periodo de consumo del suplemento sin que afecte al rendimiento y cantidad de la leche que producen las vacas. Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, el metano producido por el ganado representa un 25% de las emisiones totales de metano del país, la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) estima que a nivel mundial, la ganadería representa el 44% del metano producido por la actividad humana.
El estudio se desarrolló durante 12 semanas con 48 vacas productoras de leche, se les administró el suplemento inhibidor de producción de metano 3-nitrooxypropanol (3NOP) a través de la dieta habitual. Las enzimas de este compuesto se encargan de catalizar la fermentación que se produce en el rumen o panza, una de las cuatro cámaras del estómago de los animales, donde los microorganismos anaeróbicos fermentan el alimento. A consecuencia de esta actividad se genera, entre otros gases, el metano que los animales deben expulsar, el catalizador interviene en el último paso de la creación del metano, reduciendo su producción en un 30% como ya hemos indicado.
Esta investigación nos recuerda a otra desarrollada por expertos del Colegio Universitario de Dublín (Irlanda), en la que se concluía que se podía utilizar un 2% de aceite de pescado como suplemento en la alimentación del ganado para reducir las emisiones contaminantes de la ganadería hasta en un 25%. El aceite de pescado lograba afectar a las bacterias presentes en el interior del sistema digestivo de los rumiantes, haciendo que se generase menos metano como resultado de la descomposición y fermentación de los alimentos en el rumen. En su momento ya explicamos que quizá esta solución no era tan viable, ya que no favorecería reducir la sobreexplotación marina del pescado forraje.
Hay que añadir además que algunos investigadores y organizaciones ambientalistas abogan por reducir la producción y el consumo de carne como una alternativa más viable, efectiva y económica, pues permite reducir la producción de metano, mejorar la salud y contar con mayor disponibilidad de tierras que se destinarían al cultivo de alimentos vegetales. Recordemos que el Instituto Independiente Chatham House de Londres (Reino Unido) realizó un informe en el que se concluía que comer menos carne es una estrategia necesaria para poder frenar el cambio climático.
Volviendo al estudio, los expertos explican que han probado este suplemento en las vacas porque sus requerimientos nutricionales son mayores que los de otro tipo de ganado vacuno, ya que deben producir grandes cantidades de leche para la industria. Los expertos explican que la expulsión del metano a través de los eructos representa una pérdida neta de energía en la alimentación del ganado, generalmente una vaca productora de leche emite una media de entre 450 y 550 gramos diarios de gases fruto de la fermentación, la reducción de la producción de metano ahorra energía al organismo de la vaca, lo que permite utilizarla en la síntesis de tejido y por tanto incrementar el peso.
Como decíamos, este es un tema en el que se ha estado trabajando desde hace años, los investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania explican que se han logrado desarrollar diferentes compuestos químicos que han conseguido reducir hasta en un 60% la producción de metano en el ganado, sin embargo, la viabilidad de estos productos es cuestionada por el posible impacto medioambiental, la degradación de la salud animal y la seguridad alimentaria, por ello consideran que la mejor alternativa es su suplemento inhibidor. Los expertos tienen la confianza de que la FDA (Agencia de Medicamentos y Alimentación de Estados Unidos) apruebe el suplemento y que sea utilizado por la industria ganadera, ya que supondría un impacto significativo en las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por el ganado.
Sin embargo, reconocen que será necesario brindar un incentivo a los ganaderos para que utilicen el nuevo aditivo alimentario, si los ganaderos no ven un beneficio económico, no lo utilizarán. De momento los argumentos para convencerles son el aumento de peso, la posibilidad de producir más leche y la recuperación física más rápida de la vaca tras haber tenido un becerro. Este tipo de estudios favorece a la industria ganadera que pretende seguir produciendo cada vez más ganado y no quiere saber nada de las propuestas relacionadas con la reducción del consumo de carne, algo que por supuesto no les beneficia.
Podéis conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la Universidad Estatal de Pensilvania, y en este otro publicado en la revista científica PNAS.