El Comité de Médicos para Medicina Responsable de Estados Unidos (PCRM), organización sin ánimo de lucro formada por más de 12.000 médicos que trabajan para conseguir que se lleven a cabo reformas políticas federales en materia de nutrición, con el fin de mejorar la calidad de vida y la salud de los estadounidenses, ha presentado una petición ciudadana a la FDA (Agencia de Medicamentos y Alimentación), que el queso incluya una etiqueta de advertencia de que eleva el riesgo de cáncer.
Esta petición se presentó hace unos días, coincidiendo con el ‘Mes de Concienciación sobre el Cáncer de Mama’, en ella se apunta que el queso contiene trazas de hormonas reproductivas (estrógenos) procedentes de la leche de vaca, materia prima con la que se elabora el queso. La organización explica que estas trazas parecen ser biológicamente activas en los seres humanos, aumentando el índice de mortalidad por cáncer de mama. El PCRM (Physicians Committee for Responsible Medicine) solicita a la FDA que exija a la industria una etiqueta en la que se indique “El queso contiene hormonas reproductivas que pueden aumentar el riesgo de mortalidad por cáncer”.
Esta organización respalda su petición con los resultados de distintos estudios en los que se ha relacionado el consumo de queso elaborado con leche de vaca con el cáncer de mama. Se puede citar, por ejemplo, este estudio financiado por el Instituto Nacional del Cáncer y llevado a cabo hace un par de años por el Roswell Park Cancer Institute, en el que se concluía que las mujeres que consumían una mayor cantidad de lácteos con alto contenido en grasa, tenían hasta un 53% más riesgo de desarrollar cáncer de mama.
Otro estudio a citar es esta investigación llevada a cabo por expertos de Kaiser Permanente y la Universidad de Utah, en el que se concluía que entre las mujeres que habían sido diagnosticadas con cáncer de mama, las que habían consumido diariamente varias raciones de productos lácteos con un alto contenido en grasa, como el queso, tenían un 49% más de posibilidades de morir en comparación con aquellas mujeres que habían consumido menos de una ración diaria.
Se citan otros estudios y en todos se apunta la relación del consumo de derivados lácteos con alto contenido en grasa en mujeres, con el cáncer de mama. Para esta asociación existen suficientes argumentos como para que la industria incluya la mencionada advertencia, hay que tener en cuenta que, según los CDC (Centros para el Control de Enfermedades), el cáncer de mama se encuentra entre las causas más comunes de muerte en las mujeres. Según los últimos datos disponibles sobre la mortalidad de este tipo de cáncer y que corresponden al año 2016, se produjeron 245.299 casos y 41.487 mujeres murieron en Estados Unidos a causa de la enfermedad.
En Estados Unidos están aprobadas seis hormonas para su uso en el ganado a fin de acelerar el crecimiento muscular, tres de ellas son versiones sintéticas de hormonas esteroides que suelen estar presentes de forma natural en vacas y seres humanos, estrógenos, testosteronas y progesteronas, las otras tres son variaciones sintéticas que las imitan. Más del 90% del ganado estadounidense es inyectado con este tipo de hormonas a fin de incrementar la producción de carne hasta en un 15%.
En el ganado productor de leche se aprobó hace varios años el uso de una hormona recombinante que promueve la producción láctea en detrimento del crecimiento muscular (otras se prohibieron), esta aprobación se realizó tras una supuesta exhaustiva revisión de los datos disponibles por la FDA y los Institutos Nacionales de Salud, asegurando que la leche procedente de este ganado tratado con hormonas era segura. Lo cierto es que se han realizado posteriormente estudios que apuntan que estas hormonas puede provocar diabetes, hipotiroidismo, cáncer de mama, cáncer intrauterino, etc.
El PCRM explica que, aunque algunas de las consecuencias para la salud asociadas al consumo de productos lácteos con alto contenido de grasa pueden atribuirse a otros factores, como los contaminantes orgánicos persistentes o el contenido en grasas saturadas, existen pruebas convincentes de que las hormonas reproductivas son las que causan la progresión del cáncer de mama. El Comité de Médicos para Medicina Responsable quiere que los estadounidenses, y especialmente las mujeres, entiendan los posibles riesgos de salud a los que se enfrentan por el consumo de productos lácteos, por ello, consideran que lo mejor es colocar una etiqueta de advertencia en los productos.
Con motivo del Mes de Concienciación sobre el Cáncer de Mama, el PCRM puso en marcha la campaña “Let’s Beat Breast Cancer” (Vamos a vencer al cáncer de mama), con la que se invita a las mujeres a seguir cuatro pasos para reducir el riesgo de padecerlo, seguir una dieta basada en alimentos vegetales, mantener un peso corporal saludable, realizar ejercicio físico regularmente y limitar o evitar el consumo de alcohol. Quizá hubiera sido interesante que en esta campaña se enfatizara sobre la necesidad de evitar los productos lácteos con alto contenido en grasa y que contengan trazas de hormonas reproductivas, quizá, la alternativa sería el consumo de productos lácteos ecológicos, los de otros animales que abastecen de leche para la alimentación humana, las opciones veganas, o los nuevos quesos elaborados con proteínas de caseína obtenidas de la fermentación microbiana entre otros.
Es de suponer que la industria láctea estadounidense se pronunciará al respecto, veremos cómo rebate el consumo de estudios que apuntan a la hormona como factor de riesgo. Del mismo modo, es difícil creer que la FDA acepte esta petición del etiquetado, quizá será conveniente que revise todos los estudios realizados y en base a los resultados, prohibiera el uso de determinadas sustancias en el ganado. Podéis conocer todos los detalles de la petición a través de este artículo publicado en la página web del Physicians Committee for Responsible Medicine.
Foto | Adznee Abas