A pesar de la actualización del algoritmo del etiquetado NutriScore, que ahora penaliza con mayor dureza el exceso de azúcar, grasa y sal en alimentos y bebidas, y mejora la clasificación de otros productos como, por ejemplo, el aceite de oliva virgen extra, para la industria oleícola griega este cambio no es suficiente, considerando que se trata de un alimento que debería recibir la máxima calificación.
Los productores de aceite de oliva virgen extra de Grecia solicitan la calificación “NutriScore A” para el aceite de oliva virgen extra, argumentan que el aove es un alimento natural que está compuesto por un solo ingrediente y posee enormes beneficios para la salud. A esto suman otros argumentos, como que el aceite de oliva cuenta con el respaldo de las declaraciones de propiedades saludables de la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) y la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos).
Como sabemos, el aceite de oliva virgen extra es un alimento básico de la Dieta Mediterránea que ofrece numerosos beneficios para la salud, cuenta con un alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados que ayudan a reducir los niveles de colesterol LDL, tiene diferentes antioxidantes con propiedades antiinflamatorias, con capacidad para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares e incluso previenen algunos tipos de cáncer, la demencia, etc. A pesar de todo, la calificación más alta que puede recibir del etiquetado NutriScore es una “B”, algo que no gusta a la industria del aceite de oliva.
Recordemos que la etiqueta NutrisCore es básicamente una codificación con cinco letras (A, B, C, D y E) y colores que van desde el rojo, que destaca el abuso de sal, grasas o azúcares, hasta el verde, color asociado a una calidad nutricional óptima. El caso es que la industria griega del aceite de oliva está solicitando la calificación “NutriScore A” para el aceite de oliva virgen extra y que se realice una diferenciación de otros aceites procesados. Por ello, se pide que el algoritmo incluya la huella ambiental y el grado de procesamiento de un producto, en este sentido se propone la inclusión de la clasificación de alimentos NOVA, como ya hicieron algunas empresas de la industria alimentaria.
En la clasificación NOVA aparece como primer grupo el de los alimentos no procesados o mínimamente procesados, alimentos que pueden haber sido modificados sin que se les hayan agregado sustancias. En el segundo grupo aparecen productos que se han extraído a partir de alimentos procedentes de la naturaleza o de procesos industriales como, por ejemplo, la harina refinada o los aceites. En el tercer y último grupo aparecen los alimentos procesados que, a su vez, se dividen en dos subgrupos, alimentos procesados y ultraprocesados. En este grupo se encuentran los alimentos elaborados por procesos industriales como la hidrogenación, la extrusión, la hidrólisis, el moldeado o la remodelación, son alimentos que pueden contener colorantes, aromatizantes, emulsionantes, humectantes, etc., además de grasas, sal y azúcares.
La Asociación de Exportadores de Creta considera que esta información es necesaria si lo que se pretende es mejorar el algoritmo NutriScore, ya que al integrar las dos cuestiones citadas, su fiabilidad y precisión se incrementarán. Para esta asociación, la nueva versión del etiquetado no es todavía capaz de informar sobre la rica complejidad de los ingredientes beneficiosos, así como la superioridad nutricional que poseen el aceite de oliva virgen y el virgen extra, algo que se ha demostrado a través de numerosos estudios e investigaciones científicas. Por cierto, en el post sobre el aceite lampante, podéis conocer un poco más sobre la clasificación del aceite de oliva.
Para la asociación, no tiene sentido que en la misma categoría “B” de NutriScore se encuentren el aceite de oliva virgen extra y otros aceites procesados cuyo perfil nutricional es inferior, como el aceite de orujo, el aceite de oliva, el aceite de girasol, el aceite de colza, etc. Lo cierto es que a pesar de la actualización del algoritmo, la evaluación que realiza por 100 gramos de producto, es cuestionada por otros productores de alimentos tradicionales con un solo ingrediente, además de los fabricantes de aceite, se pueden citar los fabricantes de queso en Italia o de carne en España. En el caso del aceite, la UE recomienda una ingesta diaria de 30 gramos por persona al día, mientras que NutriScore evalúa en base a 100 gramos, cantidad que supera el consumo diario recomendado.
La otra cara de la moneda es la exposición del profesor, epidemiólogo y nutricionista francés Serge Hercberg que ayudó a diseñar el etiquetado NutriScore. Aquí explican que tras llevar las propuestas de la Asociación de Exportadores de Creta al experto, manifestó su desacuerdo y sugirió intereses financieros como base de la mencionada solicitud. Serge Hercberg explica que no corresponde a los actores privados que defienden sus intereses económicos, establecer las reglas del juego de una herramienta de salud pública como es el etiquetado NutriScore.
El profesor comenta que el aceite de oliva siempre ha estado clasificado en la mejor categoría posible para un aceite vegetal, y ningún aceite está clasificado en la categoría A. Por otro lado, considera que una clasificación “B” es buena, y eso no desanima a los consumidores a comprar el aceite. Por tanto, se puede deducir que la reclamación caerá en saco roto, el algoritmo ya se actualizó y el aceite de oliva mejoró su calificación. Podéis conocer todos los detalles de la exposición que realiza la Asociación de Exportadores de Creta a través de este artículo de su web.
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