Se ha presentado en sociedad la nueva Sidra de Hielo Panizares, la primera sidra de hielo asturiana fruto de la investigación y el trabajo realizado durante varios años por los hermanos Faustino y Juan Carlos Vázquez. Se trata de una bebida delicatessen que por el momento sólo se podrá encontrar en los establecimientos de productos selectos de la región, aunque hay que decir que la producción que han presentado para este año ha sido realmente reducida, sólo 500 botellas de 37,5 centilitros, con lo que posiblemente desaparezcan rápidamente las existencias.
Para el próximo año y posiblemente dependiendo de la aceptación del producto, el lagar Panizares destinará hasta 12.000 kilos de manzanas para producir 2.000 botellas de la nueva Sidra de Hielo . Seguirá siendo una producción escasa, pero de este modo se asegura la connotación exclusiva del producto.
La Cidre de Glace o sidra de hielo es una bebida cautivadora propia de países como Canadá o Francia, se obtiene a través de la fermentación del zumo obtenido de las manzanas heladas.
En su elaboración, la temperatura es un elemento clave condicionante para obtener la justa concentración de azúcares que son necesarios en el proceso de fermentación. La tasa alcohólica que debe presentar una sidra de hielo se sitúa entre el 7% y el 13% y la carga de azúcar debe situarse en unos 130 gramos por litro, características fundamentales para que se pueda considerar a la bebida una auténtica sidra de hielo.
En este caso, la Sidra de Hielo Panizares presenta una graduación alcohólica óptima de 9,5 grados, su carga de azúcar se sitúa en los 120 gramos por litro, es decir, 10 gramos menos de lo que habitualmente contiene la Cidre de Glace canadiense, por tanto, la bebida es algo más seca.
Posiblemente el nuevo producto obtendrá una gran aceptación, aunque evidentemente antes será necesario probarla para realizar una justa valoración. De momento tenemos la nota de cata de Gastroastur para hacernos una idea: “De color ambarino cobrizo, presenta aromas de piel de manzana, melocotón y plátano. Pese a contener hasta 120 gramos de azúcar residual, en boca el dulzor contrasta con una acidez potenciada por algo de carbónico, resultando muy fresco y de gran amplitud y persistencia frutal.”