Se conoce como sésamo o ajonjolí a una pequeña semilla oleaginosa cuya procedencia se otorga a África y la India. En tiempos remotos se utilizaba para espesar los alimentos y dar un sabor especial a las comidas. Parece ser que la conocieron los habitantes que residían a orillas de los ríos Tigris y Éufrates y llegó a América de la mano de los esclavos africanos.
Las semillas de sésamo surgen de una planta herbácea (sesamum indicum) de la familia de las Pedaliáceas. Puede llegar a medir 2 metros de altura, es de hojas opuestas, oblongas o lanceoladas, posee flores en forma de campana que van del blanco al rosa y su fruto cuenta con cuatro cápsulas cargadas de las valoradas semillas.
El sésamo o ajonjolí se consume actualmente en las cocinas de casi todo el mundo, no sólo por su aroma y delicioso sabor, es que además es muy saludable por su aporte en grasas insaturadas (alrededor de un 55%), entre ellas la lecitina (más que la soja), por lo que estas semillas son muy adecuadas para regular los niveles de colesterol.
Este diminuto tesoro alimenticio aporta además hierro, proteínas, calcio, zinc y también fibra, así que estimula la digestión, aumenta la inmunidad natural y es un estupendo reconstituyente.
Podemos encontrar semillas de sésamo crudas o tostadas, blancas o negras son las más comunes en nuestro mercado, pero hay más variedades y con ellas se puede, además de dar sabor a los platos, hacer cantidad de productos que mantienen sus valorables cualidades, como el aceite de sésamo, que se obtiene tras su prensado en frío. Insustituible en ensaladas y otras elaboraciones, preferiblemente en crudo para aprovechar todas sus características.
También encontramos el gomasio o sal de sésamo, donde las semillas se trituran con sal después de tostarlas. El Zatar (zahtar) es una mezcla que se elabora con semillas de sésamo trituradas, tomillo y zumaque (unas bayas de color rojo oscuro que se pueden sustituir por pimienta) y otra delicia de la que también disfrutamos es el tahini o tahina, una pasta de sésamo muy utilizada en el hummus, el paté de berenjenas, para untar en tostadas, como base de otras salsas, etc.
Nuestra recomendación es comprar el sésamo crudo y tostarlo en el momento en el que se va a consumir, se tuestan fácilmente en una sartén sin engrasar y es cuando desprenden lo mejor de sí mismas, un aroma increíble y un sabor único.
Las principales sugerencias de consumo son en ensaladas, panes, dulces, guisos e incluso para rebozar, también hacemos un crocanti de sésamo que es una delicia, pero se puede incluir allí donde tú quieras encontrarle el sabor.
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