Hace un año, la organización Action on Sugar (AoS) solicitó que se introdujera un impuesto del 20% en chocolates y productos de confitería en el Reino Unido, ya que esta categoría alimentaria es una de las que contribuyen significativamente en la aportación de azúcar a la dieta de los niños. La organización consideraba que con este nuevo gravamen se lograría ampliar el radio de acción del impuesto de los refrescos. Pues bien, Action on Sugar (AOS) y Action on Salt han vuelto a solicitar a la primera ministra que introduzca la medida y adopte otras seis más, contempladas en un plan elaborado para prevenir la obesidad infantil y las enfermedades relacionadas.
Las organizaciones mencionadas proponen que el gravamen se aplique a aquellos productos de la categoría alimentaria indicada, concretamente a los que tengan una densidad energética superior a 275 kilocalorías por cada 100 gramos, con ello se pretende motivar a los fabricantes a que reformulen sus productos, no sólo en el contenido de azúcar, también en la densidad energética a nivel general, lo que conllevaría a la eliminación de grasas. Recordemos que, según esta investigación, las empresas alimentarias reducen el contenido de azúcar y sal en los alimentos, pero aumentan la cantidad de grasas, por lo que los productos reformulados no son tan saludables como se cree.
La petición que realizan las dos organizaciones se presenta después de conocer este informe de Public Health England, en el que se ha realizado una primera evaluación del progreso del programa voluntario de reducción de azúcar propuesto por el gobierno del Reino Unido y al que se acogieron algunas empresas. Se planteó reducir en un 20% el contenido de azúcar para el 2020, marcando la reducción del 5% en el primer año, sin embargo, el informe determina que sólo se ha logrado una reducción del 2%, lo que hace augurar que será imposible cumplir con el objetivo.
Como ya comentamos en su momento, las acciones voluntarias llevadas a cabo por la industria alimentaria no son efectivas, pero, además, aunque se lograra reducir el 5% del contenido de azúcar, supone una cantidad insignificante. Veamos, ¿qué supone ese 5% en un producto como Nutella, cuyo contenido en azúcar es de 56’8 gramos de azúcar por cada 100 gramos de producto?, pues tanto como 2’84 gramos. Según Action on Sugar, un impuesto en chocolates y productos de confitería tendría un mayor impacto que el impuesto de los refrescos, pero quizá habría que ir más allá, ya que son muchos los productos que podemos encontrar en un supermercado y que están cargados de azúcar, salsas, verduras en conserva y un amplio abanico de alimentos procesados y ultraprocesados.
Action on Sugar y Action on Salt piden la creación de una agencia independiente que supervise a las empresas para que cumplan con la reformulación, y que supervise la promoción de productos con alto contenido en grasas y azúcar. Las organizaciones solicitan la introducción de un etiquetado semáforo obligatorio que aparezca en el frontal de los envases, que se prohíban las promociones en los puntos de venta (algo que ya se solicitó a principios de año) y la publicidad de productos poco saludables, y que estos productos no se coloquen cerca de las cajas registradoras como punto estratégico para captar la atención de los niños. En su lugar, cerca de las cajas registradoras se deberían promocionar y comercializar alimentos saludables.
A continuación, podéis conocer el resumen de las siete acciones propuestas que se basan en evidencias:
1-Reducir la ingesta de calorías mediante una reformulación gradual para lograr reducir en un 50% el contenido de azúcar en todos los productos, y una reducción del 20% de la densidad energética de alimentos y bebidas que no son saludables.
2-Reformular gradualmente el contenido en sal de los productos alimentarios para que se alcance un límite por debajo de los 6 gramos por día en adultos, y menos en el caso de productos para niños.
3-Aumentar el impuesto de los refrescos, o mejor dicho, reducir gradualmente los actuales umbrales del impuesto que están establecidos en dos segmentos, uno para las bebidas que superen los 5 gramos de azúcar por cada 100 ml, y otro de mayor cuantía para las que superen los 8 gramos de azúcar por cada 100 ml. Introducir el impuesto de los chocolates y productos de confitería, pero no con la finalidad de reducir más el azúcar, sino con el objetivo de que la industria reformule la densidad energética.
4- Asegurar que sólo se podrán publicitar, promocionar y comercializar productos saludables, es decir, alimentos que no tengan un alto contenido en grasas, azúcar o sal.
5-Asegurar que todos los productos comercializados en el sector público, como hospitales y escuelas, cumplan estrictamente con los estándares nutricionales.
6-Que sea obligatorio un etiquetado semáforo que aparezca en la parte frontal de los envases, con criterios estrictos sobre el contenido de azúcar.
7- Asegurar que la industria alimentaria aumenta el contenido de frutas y verduras en sus productos a través de la reformulación, promoción y comercialización.
Las medidas propuestas, que podéis consultar en este artículo de Action on Sugar (AoS), son muy ambiciosas, pero también muy complicadas de introducir, será difícil convencer a la Primera Ministra Theresa May para que lleve a cabo este plan de acción. Seguramente, no tardaremos en conocer la respuesta de la industria, si ya pusieron el grito en el cielo con el impuesto de los refrescos, es fácil deducir qué reacción tendrán.
Foto 1 | Matheus Swanson
Foto 2 | Sheri