Al parecer, cada año se tiran millones de kilos de plátanos de Canarias con el propósito de mantener la estabilidad del mercado y garantizar la rentabilidad de los agricultores del sector, seguramente muchos coincidiremos en que esta es una forma de actuar poco solidaria y poco respetuosa con el valor de los alimentos. Durante el presente año los productores se han deshecho de 15 millones de kilos de plátanos debido a la entrada masiva de las bananas, sería interesante en este momento retomar la lectura del post La crisis de los plátanos de Canarias para comprender el origen del problema.
En su momento, la crisis del plátano de Canarias fue denunciada por ASPROCAN (Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias), los agricultores reivindicaban diferentes medidas para evitar o reducir las consecuencias de la reducción de los aranceles de las bananas, hay que tener en cuenta que durante los primeros meses del año las perdidas del sector se cifraron en 24 millones de euros. La Unión Europea se negó a ofrecer más ayudas al sector argumentando que ya recibía ayudas económicas cifradas en 141′1 millones de euros, de todo ello hablábamos en el post ¿La Unión Europea representa los intereses de terceros países? Retomando el tema, el propio gerente de Asprocam declara que existen tres alternativas con el excedente de plátanos que hay que desechar, que se destruya, que se destine a la alimentación animal o a centros benéficos.
Lamentablemente explica que la mayoría de los plátanos de Canarias son destruidos, los motivos: hay muchos ganaderos que recogen fruta para alimentar a sus animales pero no hay tantos en la isla como para agotar el excedente, por otro lado, los centros benéficos no se acercan a recoger los plátanos para repartirlos entre los más necesitados, entre algunas de las razones argumentadas, se destaca que los plátanos son un producto perecedero y se limita con ello la posibilidad de almacenarlos y repartirlos. Al final se desechan millones de kilos de plátanos.
A través de un artículo de Diario de Avisos podemos saber que el incremento de la venta de bananas en la mejor temporada para el plátano de Canarias, dificulta la salida del producto y se tira más cantidad de plátanos. El gerente de Asprocam indica que es el único modo de mantener estabilizados los precios, ya que en un mercado saturado, éstos caerían vertiginosamente. Para poder conseguir que los agricultores puedan ganarse la vida es necesario el mecanismo citado. Es bastante lamentable que la fruta no se pueda aprovechar correctamente, hablamos de alimentos producidos en tiempos de crisis económica y a los que la UE pone barreras (cuotas que no pueden sobrepasarse).
A todos los problemas que sufren los productores, hay que añadir que ahora las navieras van a subir el precio de los fletes (alquiler del buque para el transporte de los plátanos), en nada menos que un 40%, una subida significativa que agudizará la crisis del sector. Según indican los agricultores, la subida tan elevada del flete no tiene ningún sentido ni está sujeta a alteraciones del mercado, por ello, el Gobierno de Canarias se ha implicado en el problema y llevará a las navieras ante el Tribunal de Competencia.
Es evidente que el problema afecta al sector, si la Unión Europea no hace nada al respecto, debería ser el Gobierno central el que tomara cartas en el asunto, el simple hecho de saber que se destruyen millones de kilos de plátanos que podrían contribuir a ayudar a las familias causa gran indignación. El problema es complejo y hay que intentar observarlo desde diferentes perspectivas, se puede entender que se regale la fruta o se utilice para la alimentación animal, pero no se puede comprender que los plátanos sean destruidos. Es incomprensible la pasividad del Gobierno español, pero desgraciadamente está sujeto a las decisiones comunitarias. Las personas con problemas económicos deben sentirse indignadas por el hecho, pero no poder almacenar y repartir la fruta es un problema.
¿No será el momento de innovar?, desarrollar algún tipo de industria que pudiera procesar los excedentes de plátanos y convertirlos en subproductos para la alimentación humana y animal sería una salida. De momento, millones de kilos de plátanos van a la basura y nadie hace nada al respecto.