Los eurodiputados han solicitado la creación de una agencia que supervise la calidad de los alimentos en la Unión Europea, petición que se basa en las evidencias de que hay empresas que comercializan los mismos productos en distintos países comunitarios pero variando la calidad dependiendo del país. Los más afectados por la calidad deprimida de los productos son los países de Europa del Este, algunos de estos denunciaron el año pasado el tema, pidiendo soluciones.
Recordemos que el año pasado ya hablábamos de este tema, la República Checa denunció en su momento que este bloque de países reciben productos de peor calidad y además son más caros, a pesar de que en teoría son los mismos que se comercializan en los países europeos occidentales y en teoría deberían tener, en la mayoría de casos, la misma formulación, y contar con los mismos estándares de calidad. Son varias las compañías alimentarias implicadas en este tema, algunas tan importantes como Pepsi, Knorr, Sprite, Nestlé o Danone.
Esto no es algo que sorprenda, ya que no se sigue una regla de estandarización a nivel europeo o mundial a la hora de elaborar un producto, la economía, la legislación y otros factores son condicionantes en la composición de un producto. Las variaciones son significativas y de todo tipo, por ejemplo, se utilizan colorantes en vez de utilizar fruta natural, se reduce el contenido de carne, se usan ingredientes sustitutivos homólogos que son más económicos, etc. En su momento, el Ministerio de Agricultura de la República Checa citó varios ejemplos de compañías que comercializan sus productos en muchos países del mundo, pero con una calidad inferior en el caso de su país.
Este Ministerio llamó la atención de los Estados miembros de la UE y de la Comisión Europea con un argumento de peso, se supone que se está hablando de productos que se comercializan bajo una misma marca en el mercado comunitario, del mismo modo que existe una moneda única, los productos deben tener la misma composición y estándares de calidad, no tiene sentido que se sucedan las diferencias en el contenido, calidad y precio. Estas variaciones están a la orden del día y ocurren en todo el mundo, a nivel europeo se puede citar por ejemplo el contenido de grasas trans, muy diferente entre los países de Europa Occidental y Europa del Este. A nivel mundial se puede hablar de las diferencias en el contenido de azúcar que tienen los refrescos, siendo en algunos casos excesivas, algo de lo que hablábamos en este post.
Ahora se pide una agencia que supervise la calidad de los alimentos, pero quizá lo que habría que hacer primero es legislar sobre este tema, la razón es simple, la legislación comunitaria protege a los consumidores de todos los Estados miembros de los peligros que puedan encerrar los alimentos y productos para la salud humana, pero no existe legislación en cuanto a calidades o variaciones de formulación, de hecho, se apunta que las empresas tienen pleno derecho a eliminar ciertos ingredientes y variar formulaciones con el fin de adaptarse a los gustos de los consumidores de todos los países comunitarios, pero parece que ese no es el caso de las modificaciones que se realizan.
No se habla de adaptación de gustos, sino del uso de ingredientes de peor calidad, y para agravar más el tema, con un precio de venta más elevado. ¿Qué consumidor checo preferirá el colorante a la fruta natural? ¿qué justificación tiene esa sustitución? Este problema lo están sufriendo los consumidores de la República Checa, Polonia, Eslovaquia, Rumanía… afecta a un número de países que obliga a que exista algún tipo de organismo que analice y compare los productos, obligando a que se estandaricen en cuanto a calidad de ingredientes y precios. Aquí leemos que un miembro del Partido Socialdemócrata de Rumania y vicepresidente del ENVI (Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria de la UE) comenta que en ocasiones, algunos consumidores encargan a personas que viajan a otros países, que traigan los mismos productos que se comercializan a nivel nacional, por ejemplo un champú, asegurando que son diferentes.
Muchos consumidores han apreciado las diferencias, de ahí que según algunas encuestas, hasta el 88% de los consumidores de países como la República Checa, manifiesten sentirse molestos y ofendidos por este tipo de prácticas, considerando que es un problema grave con el que hay que terminar. Ahora habrá que esperar a que la CE se pronuncie y decida qué hacer, ¿se creará la mencionada agencia? ¿Se preparará una normativa de estandarización? Conociendo como actúa la CE es posible que se le dé largas al tema y se tarde mucho más de la cuenta en tomar una decisión, recordemos, por ejemplo, lo que tardó en presentar el informe sobre las grasas trans en los alimentos.
Foto 2 | Mr.TinDC
1 comentarios
Evidentemente el problema es la actitud que mantienen las empresas que fabrican «alimentos». Aqui pasa lo mismo, la misma chocolatina de la misma marca comprada en el LIDL, no tiene nada que ver con la comprada en El Corte Ingles, siendo la misma, tiene otra textura, otro bouquet, y sin embargo los gobernantes miran para otro lado, como van a enfadar a sus amigos, los fabricantes de «alimentos»?, y la comision europea es la correa de transmision de los intereses de empresas y gobernantes y esto solo es la punta del iceberg, la puntilla nos la daran en cuanto empiecen a aplicar el CETA y el TTIP.