La Food Standards Scotland (Agencia de Normas Alimentarias de Escocia) parece que está decidida a luchar de forma más eficiente contra el alto índice de sobrepeso y obesidad del país, sobre todo tras saber que según las previsiones, para el año 2030 el 40% de la población adulta de Escocia podría ser obesa. Por esta razón ha propuesto una serie de medidas, como por ejemplo el impuesto sobre el azúcar, cuya recaudación se destinaría a mejorar la dieta de los escoceses, la regulación de la publicidad de los alimentos y bebidas azucaradas, la reducción del tamaño de las raciones y la reformulación de los productos por parte de la industria alimentaria.
La FFS comenta que habría que brindar un periodo de gracia de un año a los fabricantes antes de decidir la implantación del impuesto del azúcar, considera que la industria juega un papel muy importante para reducir la cantidad de azúcar que contienen los alimentos y mejorar la dieta de los ciudadanos. Explican además que saben que no existe una solución mágica y definitiva para reducir el sobrepeso y la obesidad, ya que estos problemas no están solo relacionados con la dieta, también tiene un gran peso el estilo de vida, como por ejemplo ser más activo y realizando ejercicio físico regularmente.
Durante los últimos 15 años se han perdido los objetivos dietéticos del país, a pesar de que se han puesto en marcha distintas campañas e iniciativas para mejorar la dieta, pero dado que esto no ha funcionado como cabía esperar, la agencia considera que es necesario realizar un cambio radical. La Food Standards Scotland (FSS) se compromete a trabajar con el Gobierno, con la industria y con otros organismos para eliminar aquellas barreras que reducen la accesibilidad a una dieta más saludable. En este caso se habla de la disponibilidad o de los precios más altos de alimentos y bebidas considerados saludables, la idea es utilizar el impuesto recaudado para subvencionar los alimentos saludables para que sean más económicos y accesibles.
Recordemos que varios estudios han demostrado que este tipo de medidas son efectivas, se puede citar por ejemplo el estudio desarrollado por RAND Corporation, en el que se demostraba la efectividad de las subvenciones. También se puede citar otra investigación realizada por esta misma institución en la que se concluía que los descuentos en alimentos saludables mejoran la dieta, descuentos que facilitaban que los consumidores optasen por adquirir productos que forman parte de una dieta sana y equilibrada.
La junta de la FSS ha acordado que la industria alimentaria también debe encontrar el modo de promocionar las opciones más saludables, dándoles más importancia que a los productos que se consideran poco saludables. Como sabemos, se promocionan mucho más bebidas y alimentos que deberían consumirse de forma ocasional. Se advierte que es necesario empezar a trabajar ya en los cambios, pues el país se enfrenta a una situación bastante grave, ya que está en juego la salud de muchos escoceses en un plazo de 15 años.
La Agencia de Normas Alimentarias de Escocia comenta que debe ser capaz de poder mirar atrás dentro de 15 años y ver que la situación ha evolucionado favorablemente, dejando a un lado las previsiones actuales sobre el índice de obesidad en el año 2030. Las recomendaciones que realiza la FSS serán puestas a disposición del Gobierno de Escocia, recomendaciones respaldadas por un estudio en el que se evidencia que hasta el 54% de los consumidores escoceses están de acuerdo con implantar un impuesto en los alimentos y bebidas considerados poco saludables y utilizar el dinero para subvencionar los alimentos más saludables, como por ejemplo frutas y verduras.
Por supuesto, el sector de la industria ha respondido a este comunicado de la FSS, y como suele ser habitual, la amenaza relacionada con el mundo laboral ha salido a relucir, recordemos que en los países en los que se ha hablado de instaurar este tipo de impuestos, la industria ha advertido sobre la complicación de mantener los puestos de trabajo. La Scottish Food and Drink Federation (Federación de fabricantes de alimentos y bebidas de Escocia) ha comentado que todo el mundo sabe que la obesidad es un reto para el país y la industria quiere ser parte de la solución, considera que la mejor manera de colaborar es reformular los productos, ofrecer tamaños más péqueños y educar a los consumidores en materia de nutrición.
La SFDF cita como ejemplo el trabajo que se ha realizado con los productos con un contenido elevado en sal y los buenos resultados que se han obtenido, pero advierte que un impuesto es un castigo a una industria que emplea a unas 34.000 personas en Escocia. El impuesto sería un paso atrás, sobre todo cuando no hay suficientes evidencias que se trate de una medida efectiva, básicamente es la misma respuesta que dio la FDF (Federación de Alimentos y Bebidas) al Gobierno del Primer Ministro David Cameron, pronunciándose totalmente en contra de instaurar un impuesto de los refrescos por la falta de estudios y pruebas que demuestren su efectividad.
Recordemos que ya hay pruebas que sí demuestran que resulta efectiva la medida, se puede citar el caso de México, una investigación del Instituto Nacional de Salud Pública de México y el Centro de Población de la Universidad de Carolina del Norte concluía que se había logrado reducir el consumo de bebidas azucaradas en un 12%, de ello hablábamos aquí. Seguro que este tema dará que hablar y se seguirá debatiendo sobre el impuesto del azúcar en Escocia, no tardaremos en conocer nuevas noticias.
Foto | Logan Brumm