A finales del pasado año se alcanzaba un acuerdo sobre la reforma del sector vitivinícola europeo, en el caso de España, esta reforma obligaba al arranque de 175.000 hectáreas de viñedo y se ofrecía a cambio a los viticultores españole, ayudas que alcanzaban los 420 millones de euros anuales. Pues bien, mañana se ratifica la reforma del sector vitivinícola europeo acordada.
Este acuerdo se contempla con buenos ojos por el Ministerio de Agricultura español, aunque no tanto por los viticultores. La ayuda es condicionada, se deben arrancar cuanto antes los viñedos y tendrán preferencia los agricultores que antes comiencen, con lo que la ayuda no será equitativa. Otro dato que resulta gracioso es la afirmación de que se trata de un arranque de viñedos voluntario, y no se puede considerar de tal modo, ya que la Unión Europea obliga a España mediante compromiso a arrancar la cantidad indicada en el plazo de tres años.
La pregunta sería entonces, si no aparecen los voluntarios, ¿cuál será la respuesta del Gobierno español?, teniendo en cuenta el compromiso, de un modo u otro se terminará obligando al arranque y lo que se tachaba de voluntario, terminará siendo impositivo. En el acuerdo que se va a ratificar mañana se contempla mayor preferencia en las ayudas para aquellos viticultores que arranquen sus viñedos y tengan más de 55 años.
Se podrá arrancar hasta un 10% de la superficie de cultivo de una determinada región productora de vino y en compensación, se contempla un fondo de 32 millones de euros que serían destinados a la promoción de los vinos. Son varias medidas las que se ofrecen en el plan de reforma, con ellas se intentará potenciar la competitividad de los vinos europeos y se ofrecerá mejor calidad a los consumidores.
Sin embargo, según algunos productores, no son las medidas más adecuadas para intentar frenar la creciente competencia de los vinos del nuevo mundo y recuperar cuotas de mercado, un ejemplo de la pérdida lo tenemos en el Reno Unido, donde el vino chileno ha desplazado al vino español en el ranking de los vinos más vendidos en ese país. Por cierto, esperemos que la reforma no ofusque el buen ritmo que presenta el sector enológico granadino.
Como en anteriores reformas planteadas, España ha sido el país más afectado de toda Europa, es a nuestro país al que se le solicita mayor superficie de arranque. Sería interesante ver cómo hubieran reaccionado los productores de otros países, como por ejemplo Italia, parece que seamos el último mono. Evidentemente es difícil preparar una reforma que logre satisfacer a todo el mundo pero se debería haber tenido en cuenta la opinión y planteamientos que realizaban los agricultores para ello, no ha sido el caso.
La ratificación que mañana se va a realizar presenta algunos pequeños cambios, las ayudas establecidas se repartirán de un modo distinto y orientadas a potenciar el arranque en aquellas zonas que ofrecen menor competencia en el mercado del vino. Será el Gobierno de cada país el responsable de distribuir las ayudas que correspondan según su criterio (esto asusta). La ratificación excluye además la continuidad de las ayudas al mosto para la elaboración de zumos de uva, y esta ha sido una encarecida reivindicación del sector enológico español que fue en su momento aceptada.
En fin, esperamos en beneficio de la viticultura española, que la reforma del sector vitivinícola de Europa sea tan efectiva como nos quieren hacer creer los responsables del acuerdo, de no ser así, representaría un paso atrás que aprovecharían el resto de países del mundo que buscan su posicionamiento en este sector tan competitivo. Si los resultados no son los esperados, será entonces cuando debamos recordar las declaraciones de Josep Puxeu (secretario de agricultura español) en las que aseguraba que España se convertiría en el primer productor vitivinícola a nivel mundial, tanto por superficie cultivada como por producción.
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