Esta semana se aprobó en Estados Unidos un Proyecto de Ley de Gastos que ha dejado desconcertadas a las empresas que trabajan en el desarrollo y producción de la carne de cultivo o carne limpia. En dicho proyecto se pide al USDA la regulación de la carne de cultivo (Departamento de Agricultura), desde este mismo año, el departamento regulará los productos elaborados a partir de células animales procedentes del sector ganadero o avícola, en condiciones controladas para la alimentación humana.
El USDA deberá dictar las normas para las inspecciones, así como su frecuencia en la fabricación y procesamiento de estos nuevos alimentos y otros requisitos necesarios para evitar la adulteración y el falso etiquetado de estos productos. El Good Food Institute (GFI), organización que trabaja con investigadores, inversores y empresarios para el desarrollo de proyectos alimentarios innovadores, seguros y respetuosos con el medio ambiente, como la denominada carne de laboratorio, comenta que sorprende que en un proyecto de ley de gastos se obligue al USDA a emitir nuevas regulaciones enfocadas en la carne cultivada.
Hay que tener en cuenta que a diferencia de las denominadas carnes vegetales que se elaboran desde hace algunos años y ya están experimentando una creciente y frenética expansión, las carnes de cultivo todavía se encuentran en fase de desarrollo y aún tardarán un tiempo en llegar al mercado. Algunas de las compañías que trabajan en ellas planean que en un plazo máximo de cinco años ya estén disponibles para los consumidores. Ante el nacimiento de esta nueva industria alimentaria, los legisladores se preguntaron si era necesario establecer un marco regulatorio para este tipo de carne, ya sabéis que se obtiene mediante el cultivo de células animales.
Las empresas que se dedican a la investigación, desarrollo y producción de la carne limpia y sostenible, como algunas compañías la denominan, entre ellas Memphis Meats, consideran que no es necesario poner nuevos marcos regulatorios porque los existentes son adecuados y suficientes para regular sus productos, ya que el producto final es sustancialmente equivalente en composición y calidad nutricional a los productos cárnicos que actualmente existen en el mercado. La carne de cultivo se obtiene de células animales que ya están definidas en los estatutos federales de Estados Unidos, además, cumplen con las definiciones y estándares de los productos cárnicos.
Habría que recordar al USDA que los alimentos transgénicos no están regulados bajo el mismo principio, algo que ha estado utilizando durante bastante tiempo y hasta no hace mucho para evitar el etiquetado de los productos transgénicos. Recordemos también que se ha estado aplicando en estos productos la equivalencia sustancial, es decir, un alimento modificado genéticamente es seguro cuando es significativamente equivalente en composición y características nutricionales a un alimento tradicional, algo que ha permitido comercializar los transgénicos con toda libertad y sin que sea necesario informar al consumidor.
Pues bien, la misma regla se debería aplicar a la carne de cultivo, ya que se trata de una situación muy similar y se puede decir que la carne es carne, sea de granja o laboratorio. Quizá detrás de este marco regulatorio se encuentre la industria ganadera, recordemos que la Asociación de Ganaderos de Estados Unidos solicitó al USDA que se realizara una distinción entre la carne convencional, la carne producida en un laboratorio y la carne vegetal, indicando que estas dos últimas no se podían denominar “carne”, de ello hablábamos aquí.
El artículo 736 del mencionado Proyecto de Ley que podéis leer en este enlace (Pdf), no tiene ningún sentido para Good Food Institute, ya que se está exigiendo al USDA que desarrolle nuevas regulaciones en un Proyecto de Ley de Gastos, es algo que se sale de contexto. Además, no se ha tenido en cuenta la participación de las empresas que se dedican al desarrollo de la carne de cultivo y ni siquiera se les ha consultado. Esta industria todavía no ha despegado y ya está empezando a encontrar todo tipo de trabas, pero posiblemente serán superadas y por mucho que le pese al sector ganadero, las carnes de cultivo y las denominadas carnes vegetales le arrebatarán una sustanciosa cuota de mercado. Quizá se cumpla lo que decía Mark Post, el creador de la primera hamburguesa elaborada con carne cultivada en un laboratorio, el experto creía que la carne de cultivo o in vitro podría provocar el fin de la ganadería tradicional.
Según leemos aquí, The Good Food Institute trabaja ahora con miembros del Congreso a fin de eliminar el mencionado artículo 736 del Proyecto de Ley que aún no se ha presentado Comité de Asignaciones del Senado, veremos qué ocurre.