La Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos ha publicado un informe en el que se describe y analizan los factores que afectan a la competencia entre Estados Unidos y los principales países productores de aceite de oliva virgen extra. El informe detalla a nivel mundial la producción, consumo, exportación e importación de aceite durante los últimos 5 años, se ofrece un análisis de los factores que influyen en el consumo del mercado estadounidense, los perfiles de la industria de este país que se dedica a la producción de aceite y comparativas con otros países productores.
El informe de unas 280 páginas, parece tener como propósito frenar la importación de aceite de oliva y potenciar la producción nacional. Según el documento, se incumple la normativa del aceite de oliva virgen, se denuncia que una gran variedad de aceites de diferentes calidades, se comercializan bajo la categoría aceite de oliva virgen extra, se denuncia una deficiencia de la normativa que afecta al producto y a su precio, en consecuencia, estos aceites adulterados podrían venderse en Estados Unidos debilitando la competitividad del aceite de oliva virgen extra de alta calidad que produce el país. La Comisión de Comercio Internacional del país cuestiona el punto de referencia para las normas internacionales que califican un aceite, como sabemos, éstas son establecidas por el Consejo Oleícola Internacional, máxima autoridad en lo que respecta a la normativa de las calidades del aceite.
También se pone de manifiesto que muchos consumidores estadounidenses son incapaces de distinguir las diferencias de calidad, algo que hace que adquieran aceites más baratos, dando ventaja a las grandes envasadoras que comercializan sus aceites importados a un coste más económico. En la década de los 90 el consumo de aceite de oliva a nivel mundial empezó a incrementarse, esa demanda provocó que la producción escapara más allá de la zona mediterránea, los denominados países del Nuevo Mundo empezaron a meterse de lleno en la producción, sin embargo, los países que tradicionalmente elaboran aceite abastecen casi el 97% de la demanda mundial. Estados Unidos es un pequeño productor no tradicional pero está respondiendo al aumento de la demanda, incrementando anualmente la producción en un 50%, por supuesto, quieren asegurarse de que su producto se comercializa por encima de la competencia, y para ello nada mejor que cuestionar de forma generalizada las calidades, la reglamentación, el buen hacer de muchos productores… se podría hablar quizá de juego sucio.
El caso es que la producción estadounidense se ha desacelerado en respuesta a los precios mundiales, según comentan, ahora son más bajos debido a las buenas cosechas españolas. Los productores estadounidenses están preocupados y ven amenazada su posición competitiva en el mercado nacional, argumentan la falta de regulación y supervisión, por lo que se incrementa el fraude en el sector, se realizan mezcla de aceites y se etiquetan las botellas de forma incorrecta, prácticas que según se detalla, amenazan a la competitividad y calidad del aceite de oliva virgen estadounidense. Toda esta información que se ha vertido, podría tener relación con una campaña de desprestigio sobre el aceite de oliva virgen de importación, para poder así vender el producto nacional de una manera más cómoda.
Claro, este informe ha recibido el beneplácito de la NAOOA (Asociación Norteamericana del aceite de oliva), algo que era de esperar. Dicha asociación anuncia su compromiso de suministrar a los consumidores de Estados Unidos aceites de la máxima calidad a precios justos y competitivos, argumentan que pretenden fomentar una comprensión más clara de las distintas calidades del aceite de oliva, así como dar a conocer sus posibilidades culinarias y sus beneficios nutricionales y saludables. Se pretende hacer notar el informe y que los consumidores lo conozcan, se podría decir que la finalidad es hacerles creer que es preferible evitar adquirir el producto de importación para que no sean engañados y adquieran el «buen aceite de oliva virgen estadounidense».
El informe, como decíamos, es muy extenso, pero no por ello es más veraz. De hecho, el Consejo Oleícola Internacional ya ha contestado diplomáticamente, aunque reconoce el esfuerzo realizado para la elaboración del informe, duda de algunos de los argumentos y no duda en ofrecer todas las aclaraciones que sean necesarias para que quede claro que se trata de una organización que atiende sobre todo a las necesidades de los países independientemente de que sean o no productores. Según podemos saber, el COI considera la cooperación algo fundamental para la promulgación y cumplimiento de las normativas, algo que permite mejorar calidad y autenticidad impidiendo la competencia desleal (podéis ver aquí la respuesta).
Por supuesto, a los productores españoles no les ha sentado bien el informe, no es la primera vez que España se enfrenta a una acusación de fraude, en el año 2010 nos hacíamos eco de un informe realizado por UC Davis (Universidad de California), en él que se determinaba que una gran mayoría de los aceites de importación tenían diferentes irregularidades, se detectaron aceites adulterados, es decir, mezcla de aceite lampante con aceite de oliva virgen extra, aceites con moho, con oxidación, con sabor rancio, etc., de ello hablábamos en el post Fraude del aceite de oliva en Estados Unidos.
En fin, si os apetece, podéis leer el informe de la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos sobre el aceite de oliva virgen extra de importación a través de este enlace (Pdf), ya veremos cuál es la respuesta de esta comisión y qué nuevos pasos darán para intentar poner por delante de la competencia la producción nacional.
Foto | Gabriele Cantini