Aunque los huevos son uno de los alimentos de mayor consumo por la población en general, y más desde que se desterró el mito de que favorecían el colesterol y desde que hay mayor consciencia de que son ricos en proteínas de alto valor biológico y sus grasas son saludables, todavía hay muchas cuestiones que se desconocen en torno a él. Sigue habiendo muchas personas que se preguntan dónde se deben guardar los huevos en la cocina, ¿en la nevera?, ¿a temperatura ambiente?
De hecho, cuando se compran los huevos en una tienda o supermercado, no están con los productos refrigerados, mientras que en las neveras y frigoríficos siempre hay una repisa con una huevera para guardarlos. Lo malo es que, normalmente, está en la puerta y no es precisamente el mejor lugar para colocar los huevos debido al movimiento que provoca en ellos abrir y cerrar la puerta. Sobre esas y otras cuestiones hemos hablado en varios posts en Gastronomía y Cía, podéis recordar, por ejemplo, el de las ‘Claves para la manipulación de huevos frescos en la cocina’, o el titulado ‘Consejos para prevenir la salmonelosis por consumo de huevos en verano’.
En estas publicaciones también respondíamos a si se deben lavar los huevos, pero como es una cuestión que siguen preguntándose muchos consumidores, lo volvemos a abordar con una respuesta muy sencilla y clara: Los huevos no se deben lavar antes de guardarlos en el frigorífico, aunque tengan restos de suciedad de las propias aves, así como plumas, paja…
La razón que ofrecen los expertos es que si se lavan los huevos se elimina la película protectora natural que tiene la cáscara, la cutícula proteica que la recubre, y como la cáscara del huevo es porosa (el huevo tiene entre 7.000 y 15.000 poros que permiten el intercambio gaseoso entre el interior y el exterior del huevo) se estaría dando vía libre a las bacterias para acceder al alimento, contaminándolo.
La suciedad que pueda haber en la cáscara del huevo está sobre la cutícula, impidiendo el paso de las posibles bacterias a la parte comestible del huevo, así que mejor que permanezca ahí. Ahora bien, se entiende que resulte desagradable y poco higiénico dejar los huevos en la nevera junto a otros alimentos. Por ello, la recomendación lógica es que siempre se conserven dentro de una huevera, de hecho, aunque las hueveras de la nevera estén en la puerta y, como hemos comentado, no es lo más adecuado por el movimiento (otro detalle por lo que es mejor no abrir la nevera si no es verdaderamente necesario) al que se somete a este alimento, suelen estar cerradas, aislando los huevos en su interior.
Siempre está la opción de comprar una huevera de las que no son para la puerta, sino que se pueden colocar donde se desee, y lo suyo sería en una repisa interior del frigorífico, este tipo de accesorios siempre darán más confianza al consumidor que las hueveras de cartón en las que se presentan los huevos, tanto si se compran en los supermercados como si se compran directamente al productor.
Un último detalle sobre si se pueden lavar los huevos para retirar los restos de suciedad, y volviendo a reiterar que la respuesta es no, se debe decir que el ‘no’ tajante es si después se va a guardar el huevo para consumirlo en otro momento. Ahora bien, se puede lavar el huevo que esté muy sucio siempre justo antes de cascarlo para cocinarlo, en caso de que se deba evitar que dicha suciedad entre en contacto con la parte comestible del huevo.
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