Del 11 al 22 de noviembre se celebrará en Bakú (Azerbaiyán) la COP29 (Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), reunión que congregará a representantes de países, organizaciones no gubernamentales, empresas y demás, para discutir y negociar medidas que aborden el cambio climático. Este año crece la expectativa de que esta conferencia climática global continúe su enfoque en los sistemas alimentarios y su relación con el cambio climático.
Recordemos que la COP28 que tuvo lugar en Dubái, marcó un cambio de dirección al dar protagonismo a la alimentación en el contexto de la acción climática. Por eso, muchos se preguntan si la COP29 se centrará en la alimentación con igual o mayor énfasis, ya algunos estudios apuntan que el sistema alimentario global y su industria agrícola, podrían causar tanto calentamiento global como el de la actividad humana.
Durante años, el impacto del sistema agroalimentario en el medio ambiente ha sido una cuestión subestimada en las conferencias sobre cambio climático, sin embargo, la relación entre la alimentación y la crisis climática es algo que no se puede negar, ya que los estudios muestran que la producción y distribución de alimentos influye en el calentamiento del planeta y en el cambio climático, cuestión de la que hablábamos en el post acuerdo histórico en la COP28 para abordar las emisiones derivadas del sistema agroalimentario.
En la COP28 se introdujo un cambio significativo, por primera vez los sistemas alimentarios se abordaron como un componente fundamental que contribuiría a limitar el calentamiento global entre 1’5 y 2° C, conforme a los objetivos marcados en el acuerdo de París. Según leemos aquí, algunos representantes de la industria alimentaria como Juliette Tronchon de ProVeg International, apuntan que los gobiernos están comenzando a aceptar que no se puede combatir el cambio climático sin transformar los sistemas alimentarios.
El cambio de enfoque iniciado en la COP28 fue visto como un hito, por lo que se espera que la COP29 mantenga la misma línea y especialmente con la creación del Action on Food Hub, que unirá a actores clave de la industria alimentaria y la sociedad civil. Esta iniciativa ha sido creada para unir a los principales actores del sector alimentario y fortalecer la colaboración sobre los sistemas alimentarios sostenibles en el marco de la COP29. Su objetivo es consolidar esfuerzos para promover políticas y acciones que reduzcan el impacto ambiental de los sistemas alimentarios, impulsando la innovación y la sostenibilidad en la industria alimentaria a nivel mundial, ya que se reconoce que los sistemas alimentarios tienen un papel crucial y poseen el potencial de contribuir positivamente a la acción climática
Como en la COP28, en la COP29 se dedicará un día completo (19 de noviembre) a la alimentación, la agricultura y el agua, siendo una respuesta a la necesidad de incluir la agricultura y la gestión del agua en las NDCs (Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional), compromisos climáticos que cada país firmante del Acuerdo de París establece de forma autónoma para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse a los impactos del cambio climático.
En el día señalado se espera el lanzamiento de la declaración sobre la reducción del metano de los residuos orgánicos, que invitará a los países a comprometerse con una reducción de las emisiones de metano y no sólo en los residuos orgánicos, también en sectores como la ganadería, que es otro de los grandes emisores de gases de efecto invernadero. También se presentará la Iniciativa Harmoniya, colaboración entre la presidencia de la COP29 y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que tiene como objetivo dar voz y apoyo a agricultores y comunidades rurales en la lucha contra el cambio climático.
En la Iniciativa Harmoniya, se presentarán más de 90 iniciativas de acción climática en sistemas agroalimentarios. Dicha iniciativa busca fortalecer la cooperación entre organizaciones, compartir lecciones y experiencias, y dirigir recursos hacia la sostenibilidad agrícola y la seguridad alimentaria, incluyendo la colaboración con bancos multilaterales y nacionales para garantizar que el financiamiento llegue a las comunidades rurales, algo que resulta crucial para los agricultores que se enfrentan a los desafíos del cambio climático en primera línea. Por cierto, recordemos que la FAO denunciaba que la financiación climática para los sistemas agroalimentarios era muy baja, ya veremos si esto cambia o se mantiene, lo que supondría un gran escollo para aprovechar el potencial que tienen los sistemas agroalimentarios en la lucha contra la crisis climática.
A pesar de que los pasos dados en la COP28 fueron bien recibidos, algunas organizaciones ambientalistas señalan que aún queda mucho por hacer. En la Declaración de los Emiratos Árabes Unidos firmada en la COP28, se comprometieron 134 líderes a reducir las emisiones agrícolas y a mejorar la seguridad alimentaria, pero no es suficiente y los expertos destacan la necesidad de ir más allá, y considerar la reducción del consumo de carne y productos lácteos en los países desarrollados, algo de lo que se habla desde hace años. También se plantea la necesidad de optimizar el uso de la tierra para combatir la pérdida de biodiversidad y restaurar los ecosistemas, se puede decir que se habla de sostenibilidad gastronómica.
Las recomendaciones se basan en estudios como el realizado por la Universidad de Cambridge y la Universidad de Harvard, que sugieren que reubicar tierras de cultivo y duplicar la eficiencia productiva podría reducir significativamente el impacto ambiental de la agricultura. La FAO comenta que a medida que las temperaturas globales aumentan y los fenómenos climáticos extremos se intensifican, se necesita contar con un fondo específico para pérdidas y daños en el sector agrícola, medida que se considera esencial para apoyar a las comunidades agrícolas que ya sufren los efectos del cambio climático.
Un elemento clave en los acuerdos recientes ha sido la promoción de las innovaciones agrícolas que se basan en la ciencia, pero también en los conocimientos locales, ya que pueden ofrecer soluciones sostenibles que se adaptan a cada región. Lo cierto es que los sistemas alimentarios han tomado un papel protagonista en la agenda climática, pero se mantienen ciertas dudas sobre la efectividad de los compromisos adquiridos y si realmente serán aplicados en la práctica. Desde la FAO se advierte que la urgencia de la crisis climática requiere acciones concretas que vayan más allá de la firma de acuerdos, pero visto que muchos acuerdos terminan siendo papel mojado, es fácil creer que de poco servirán acuerdos y compromisos.
Pronto se celebrará la COP29, veremos si los compromisos que se asumieron en la COP28, se traducirán en medidas tangibles que promuevan sistemas agroalimentarios sostenibles. Podéis obtener más información a través de la página de la FAO y de la página de la COP29.
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