Según una encuesta realizada por TAPP (True Animal Protein Price Colalitie), coalición de organizaciones que trabajan en favor del medioambiente, la salud y el bienestar animal, los consumidores aceptarían un impuesto a la carne si el dinero recaudado se destinara a subvencionar frutas y verduras. Los resultados de esta encuesta muestran que un 70% de los consumidores alemanes, franceses y holandeses, apoyarían el gravamen (por ejemplo, un IVA más elevado en la carne) siempre que el dinero recaudado fuera destinado a reducir el valor del impuesto en frutas y verduras.
El próximo día 2 de febrero, en el Parlamento Europeo se modificará la Estrategia del Campo a la Mesa (Farm to Fork Strategy), enmarcada en el Pacto Verde Europeo (The European Green Deal) presentado por la Comisión Europea y de la que podéis conocer más detalles a través de este post. El caso es que la CE admite que los precios de la carne son demasiado bajos según la mencionada estrategia que busca un sistema alimentario sostenible y asequible, con el que se pueda alcanzar la neutralidad climática para el año 2050.
En principio, y según la actual estrategia, la CE propone la reducción del IVA en frutas, verduras y hortalizas ecológicas hasta el 0%, es decir, eliminar el impuesto, pero la coalición TAPPC quiere que, además, se incremente el IVA en la carne y así compensar el impuesto en los productos frescos en general. Pero el aumento del IVA en la carne no solo serviría para esta cuestión, también se plantea que el dinero ayude a los agricultores en el marco de la sostenibilidad, el bienestar animal, y aquellos segmentos poblacionales que tienen menores ingresos y más dificultades para acceder a alimentos de calidad.
La encuesta revela que un 34% de los consumidores no estaban ni a favor ni en contra de la propuesta, y sólo entre un 9 y un 16% de los consumidores no estaban de acuerdo con la medida. Claro, que por países los datos varían un poco, los resultados muestran que el 80% de los alemanes, el 67% de los franceses y el 63% de los holandeses, manifestaban estar dispuestos a pagar 0’10 euros por cada 100 gramos de carne si ese dinero se destinaba a las mejoras antes comentadas. Un 53% de los alemanes, un 39% de los franceses y un 32% de los holandeses, manifestaban estar dispuestos a pagar un impuesto de 0’25 euros por cada 100 gramos de carne para mejoras como reducir el C02 que se libera a la atmósfera, subvencionar a los agricultores, reducir el precio de alimentos como frutas, verduras y hortalizas, mejorar sueldos, etc.
TAPP manifiesta su sorpresa al comprobar que los consumidores afines a partidos liberalistas y conservadores de los tres países, apoyaban mucho más el gravamen a la carne que los consumidores afines a partidos políticos de izquierda. Este es un dato que no es relevante y que no parece tener mucho sentido que se haya destacado, ya que parece que la encuesta se utilice como herramienta política y no como una muestra de lo que quiere la población indistintamente de sus afinidades políticas. Por esta razón obviaremos la información en la que se desgrana la afinidad en dicha materia y en relación a la aceptación del impuesto, si os interesa podréis leerla con detalle en el artículo publicado en la página de TAPP.
Sobre las prioridades a la hora de destinar lo recaudado de un gravamen en la carne, hay que decir que aunque una buena parte (41%) apoyaba la reducción del IVA, pesaba más el deseo de pagar mejor a los agricultores (45%), ya que con ello se podrían mejorar estándares como el bienestar animal o el medioambiente, por otro lado, la propuesta de mejorar los ingresos de hogares con economías más deprimidas era aceptada por un 33% de los encuestados. Con estos datos podemos ver las prioridades de los consumidores de estos tres países, pero seguramente variarían si la encuesta se hubiera realizado en todos los países de la Unión Europea.
Resulta curioso que, en la estrategia Del Campo a la Mesa de la Comunidad Europea, se hable de un impuesto, o se plantee el uso de aditivos innovadores en piensos en el ganado para reducir la huella de carbono, pero no se habla de reducir la producción de carne, o la necesidad de que se reduzca el consumo de este alimento como una de las principales estrategias para lograr ese sistema alimentario sostenible y respetuoso.