De entre los vinos blancos, tenemos cierta predilección por los Albariños, y en estos días es cuando más apetece para disfrutar en el aperitivo o acompañando platos marineros, como arroces, pescados, mariscos… y también nos gusta optar a un buen Albariño cuando preparamos un ave asada, como pollo o pavo. Resulta un vino fresco, pero esto no se consigue al servir el vino muy frío, sino por sus características. De hecho, es tan importante controlar la temperatura de servicio de un vino blanco como la de los vinos tintos, aunque hay quien piensa que cuanto más frío mejor, no es así.
Es una cuestión de lógica, y sucede con todo tipo de bebidas y de alimentos, cuanto más frío esté menos se aprecian sus aromas y su sabor. Así, un buen Albariño conviene tomarlo a una temperatura que ronde los 9º C y los 11º C. Claro, lo difícil es que el frigorífico casero esté a esa temperatura, suele estar a unos 5º C, por eso es importante que cuando se ponga a enfriar el vino, no se olvide la botella hasta el momento de servir. No obstante, también se suele tener en cuenta la temperatura ambiental, que en esta época hace que fácilmente asciendan de temperatura, de ahí que a menudo se sirvan las botellas de vino a una temperatura inferior a la óptima de consumo.
Os contamos esto porque queríamos compartir con vosotros uno de los últimos vinos que hemos tomado, fue precisamente con nuestro Arroz con gambas y zamburiñas cuya receta podéis recordar aquí, así podéis tomar nota para hacerlo este fin de semana. Podéis verlo ilustrando estas líneas, se trata de un blanco de la D.O. Rías Baixas conocido como ‘el padre del albariño’ y se llama Santiago Ruiz. Este es el nombre del vino y también de su creador, que heredó de su familia la pasión por la elaboración de vino, iniciada en el siglo XIX.
Santiago Ruiz continuó con la tradición familiar, aunque no se dedicó en exclusiva a ella hasta que se jubiló. Entonces se volcó en mejorar el proceso de elaboración del vino blanco gallego, y en 1984 fundó su bodega. No tardó en llegarle el reconocimiento como uno de los pioneros en la renovación del viñedo gallego, convirtiéndose en el primer embajador de Rías Baixas. Es más, su calle (en O Rosal, un municipio situado en la parte meridional de la comarca del Bajo Miño, en Pontevedra) lleva su nombre, Rúa Do Vinicultor Santiago Ruiz.
Ahora es su hija, Rosa Ruiz, quien continúa con la tradición familiar de elaborar grandes vinos blancos, tanto con la variedad autóctona Albariño, como con otras como Treixadura, Loureira, Godello y Caiño Blanco. Todas estas variedades tienen presencia en el vino Santiago Ruiz 2019, son uvas que proceden del viñedo que la bodega tiene cerca de la desembocadura del río Miño, donde gozan de un microclima que favorece la maduración de los granos.
¿Qué encontramos en la cata del vino Santiago Ruiz 2019? Pues lo que esperamos, podemos decir que es un vino redondo, con su fruta, su acidez controlada y, en general, equilibrado. A la vista tenemos un vino limpio y brillante, de color amarillo pajizo y leves reflejos dorados. Al llevarnos la copa a la nariz nos encontramos con una complejidad e intensidad de aromas que atrapan, de su frescor se extraen notas de frutas, flores y hierbas aromáticas, la pera, la manzana ácida, flores blancas, balsámicos…
Todo ello se traduce en boca en un vino con una entrada elegante, potente, con una acidez marcada y su correspondiente frescor, es un vino goloso y con cuerpo, como comentábamos, tan bueno para tomar en el aperitivo como para acompañar pescados, mariscos, arroces, carnes blancas, y aunque no sea tan popular, también nos parece ideal para acompañar tablas de quesos y embutidos.
Si queréis conocer más detalles y la bonita historia que se esconde detrás de la etiqueta, podéis acceder a la web de la bodega a través de este enlace. En cuanto al precio, podéis encontrar este vino en tiendas especializadas por 12’50 – 14’50 euros, según el comercio, siendo el precio recomendado por la bodega de 1’90 euros.