El año pasado, la Comisión Europea presentó un conjunto de reglas para acabar con los denominados alimentos de doble calidad, es decir, aquellos productos que siendo homónimos entre países, dependiendo del país en el que se comercializan varían en composición, siendo en algunos casos de peor calidad y/o comercializándose más caros. Esta nueva reglamentación de la que hablábamos aquí ponía fin a esta práctica esperando que pudiera garantizar que todos los consumidores europeos se beneficiaran plenamente de sus derechos.
Pues bien, en el Parlamento Europeo hoy se ha aprobado la actualización de las normas de protección al consumidor, donde se abordan las clasificaciones engañosas de los mercados online y la doble calidad de los alimentos. En este último caso, se ha aprobado imponer sanciones económicas a las empresas alimentarias que comercialicen alimentos con doble calidad en Europa, sanciones de hasta 10 millones de euros o un 4% de la facturación anual correspondiente al año anterior, imponiendo siempre la sanción que resulte mayor.
Para los europarlamentarios, esta medida se traduce en una mayor protección para todos los consumidores europeos frente a las prácticas engañosas y desleales, para organizaciones como BEUC (Organización Europea de Consumidores), se trata de un paso en la dirección correcta que permitirá acabar con estas prácticas desleales en el mercado único. Recordemos que especialmente han sufrido este tipo de engaños los consumidores de Europa del Este, productos de una misma marca que tienen el mismo nombre y embalaje se comercializaban con una calidad diferente dependiendo del país de destino, siendo siempre peor si se destinaba a países como la República Checa, Hungría, Polonia, Eslovaquia, etc.
A la Comisión Europea le costó reconocer que existía una calidad dual en los alimentos, inicialmente aceptó las explicaciones de la industria alimentaria, que argumentaba que se modificaba la composición para satisfacer los gustos y preferencias de los consumidores de cada país. Se apuntaba que las empresas alimentarias estaban en su derecho de eliminar ciertos ingredientes y variar formulaciones para adaptarse a todos los países comunitarios. Pero el caso es que se utilizaban ingredientes con calidad deprimida, se añadían más grasas y azúcares, se sustituía fruta por saborizantes, etc. A todo esto había que añadir que el precio de los productos era más caro que los homónimos comercializados en otros países, a pesar de tener una peor calidad.
Las reglas se han diseñado para que no exista el riesgo de problemas de interpretación o lagunas, permitiendo eliminar las diferencias significativas en la composición de los productos. Es posible, y se puede justificar, que se modifique la composición de un producto, por ejemplo, debido a preferencias de los consumidores que han sido comprobadas, o por la disponibilidad de ingredientes locales, pero estas variaciones deben comunicarse a los consumidores, así lo considera BEUC. De momento, esta organización está esperando los resultados del estudio del Centro Común de Investigación de la CE, donde se han estado recopilando pruebas y evidencias de esta calidad dual de los alimentos. La información ayudará a arrojar más luz sobre este tema y quizá a diseñar otras nuevas reglas para evitar que las empresas alimentarias engañen y violen los derechos de los consumidores europeos.
Como era de esperar, la FoodDrinkEurope, organización que representa los intereses de la industria alimentaria en la Unión Europea, se ha pronunciado en contra de algunos aspectos. Esta organización manifiesta estar totalmente en contra de la doble calidad de los alimentos, pero hay que tener muchos aspectos en cuenta que pueden provocar alteraciones en la composición de un producto, la disponibilidad de la materia prima, la reglamentación de cada país, los requisitos y estrategias nacionales de nutrición, etc. La FoodDrinkEurope se muestra preocupada por la posibilidad de que las empresas terminen elaborando sus productos con una única receta para todos los países comunitarios, ¿pero no dicen que las condiciones de cada país son distintas?
Aseguran que esto provocaría un aumento del precio dependiendo del país donde se vendan los productos, afectando negativamente a la oferta agrícola local. Pero si ya se ha demostrado que se han estado comercializando productos a un precio superior, a pesar de ser, en teoría, iguales que sus homónimos de otros países, pero con una peor calidad. Veremos si es verdad que con las nuevas normas y sanciones, los consumidores estarán más protegidos de estas prácticas engañosas y desleales que se han estado llevando a cabo durante años.
Podéis conocer más detalles sobre las reglas y sanciones a través de este artículo publicado en la página oficial del Parlamento Europeo.