Estando en Barcelona nos llamó la atención un curioso utensilio que vimos en una tienda de antigüedades, se asemeja a aquellos pequeños barriles que incorporan un grifo y que se utilizan como adorno o para ofrecer vinos y licores. No teníamos la cámara de fotos a mano, pero hemos encontrado algo parecido en la red, hablamos del Samovar.
Lo que veis en la foto es un samovar ruso, se trata de un recipiente metálico (en este caso de bronce) que se utilizaba principalmente para disfrutar del té caliente, aunque anteriormente se utilizó para mantener caliente una bebida tradicional rusa elaborada a base de agua y miel. Básicamente se trata de una pequeña caldera, ya que el centro del samovar cuenta con un tubo central en el que se aloja el carbón con el que se mantiene la bebida a una temperatura constante y caliente.
La parte superior del samovar es una tetera donde se preparaban las distintas infusiones que se podían disfrutar en aquella época, por cierto, este samovar data del año 1801. Aunque las costumbres se pierden, en Rusia todavía hay quien disfruta de una taza de té con el samovar, puede resultar engorroso y más con las nuevas tecnologías que permiten calentarnos el agua para el té en cuestión de segundos. Sin embargo, se dice que el té obtenido a partir de un samovar resulta más intenso, ofreciendo además distintos matices de sabores.
Como adorno resulta interesante, algunos samovares son verdaderas obras de arte, pero nos pica la curiosidad y vamos a intentar probar el sabor de una taza de té fruto de este artilugio.
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