Entre nuestros condimentos picantes, siempre disponemos de la salsa harissa, es una especie de pasta típica de Marruecos y se obtiene de triturar pimientos rojos dulces y picantes secos, ajos prensados, cilantro, comino, alcaravea y aceite de oliva, aunque como en todas las salsas hay variantes.
Es muy normal que se tomen en los países cálidos los aderezos más picantes, ya que producen un efecto refrigerador en el cuerpo, al dar calor al consumirlo, las temperaturas altas se soportan mejor.
La elaboración de la salsa harissa casera es más fácil de lo que pueda parecer, se ponen en remojo los pimientos rojos durante media hora y se mezclan después con el resto de ingredientes triturando hasta conseguir una pasta. Después es cuestión de introducirlo en un bote hermético y cubrirlo con aceite, dejándolo reposar unas 12 horas.
Esta salsa tunecina, se utiliza como condimento para el cuscús (echando una cucharadita al caldo) y los tajines, pero se le pueden dar muchas aplicaciones más, sin ir más lejos, las patatas bravas que generalmente preparamos, llevan salsa harissa. También la incluimos ocasionalmente en algunos guisos, en vinagretas, en salsas o dips para mojar…
Si no tienes tiempo o ganas de hacerla, actualmente en cualquier cadena de supermercados se pueden encontrar tubos o botes de salsa harissa, también se venden, naturalmente, en los comercios marroquís.
De nuevo os animamos a probarla si no lo habéis hecho y os gustan los sabores picantes, quizá nosotros nos pasamos, pero es un condimento más.