Rusia endurece el control sobre los alimentos de importación, concretamente sobre las frutas y verduras que recibe de la Unión Europea. A través del post la legislación rusa es muy exigente con el nivel de contaminantes presentes en los alimentos vegetales, conocíamos que la legislación rusa no contemplaba la escala de valores europea sobre el contenido de residuos tóxicos en los alimentos, como pueden ser los pesticidas, dioxinas, nitratos, etc.
La escala de valores sobre tóxicos en los alimentos de la legislación rusa es mucho más estricta y no acepta los valores que Europa considera aceptables. Esta es una de las razones de peso para que varios de los alimentos que antes hemos mencionado y que son producidos en Europa, sean rechazados.
La Unión Europea, en un intento de facilitar el comercio entre ambos bloques, firmó un acuerdo para que Rusia y Europa valoraran conjuntamente el nivel de tóxicos presentes en los alimentos y así poder establecer nuevos criterios que permitieran la comercialización de los productos mencionados. Entonces indicamos que parecía que la Unión Europa pretendía aumentar los niveles de tóxicos en ese país.
Pues bien, ahora Rusia anuncia un endurecimiento de las normas exigiendo que cada importación de frutas y verduras que provenga de la Unión Europea, incorpore un certificado sanitario acreditado por un laboratorio autorizado por la Federación Rusa. Será obligatoria la inclusión de un listado en el que se indiquen las sustancias que se han empleado para tratar los alimentos, así como la especificación del último tratamiento recibido.
La Unión Europea no ha logrado su objetivo y parece que han empeorado más las relaciones comerciales en este campo, de nada ha servido el acuerdo que se firmó en marzo para establecer nuevos valores a través de una acción conjunta entre científicos de ambas partes. Sinceramente, es preferible una actuación como la rusa, que resulta más respetuosa con la población, su salud y con el medio ambiente, que la actuación de la Unión Europea, que parece preservar con más tesón los intereses comerciales que el bienestar de los europeos.
Vía | Agricultura