Quizá Rugelach es el nombre más extendido, pero el dulce del que os queremos hablar también se conoce como rugalej, rugelakh, rugulach, rugalach… El rugelach es una elaboración de pastelería de la cocina judía, y según leemos en el libro ‘Cocina judía para celebrar la vida‘, es más popular en la cocina judía americana que en la latinoamericana.
Este dulce tradicional es como una media luna o como un croissant, pero con otro tipo de masa y relleno. De hecho, hay leyendas que aseguran que tanto el croissant como el rugelach tienen algo que ver con un pastel vienés datado en 1683, el Kipfel o Kipferl, anterior a la era moderna, igual que el rugelach, no así el croissant.
En el libro antes mencionado, cuentan que el rugelach es un dulce tradicional de Januka (Hanukkah o Janucá), festividad judaica también conocida como ‘Fiesta de las Luces’ o ‘Fiesta de las Luminarias’, que tiene lugar durante ocho días desde finales de noviembre hasta principios de diciembre. Es una fiesta que al parecer tiene varios significados u orígenes, la valentía y fortaleza de los judíos que consiguieron recuperar la independencia, el milagro de la existencia de la luz producida por un candelabro de ocho brazos… en fin, hablemos del dulce.
El rugelach se consume actualmente durante todo el año, se encuentra en pastelerías, panaderías y tiendas de comestibles especializadas en productos judíos. Son unos pastelitos muy fáciles de hacer, por lo que os animamos a que probéis a hacerlos en casa, tanto los más tradicionales como algunas de las elaboraciones más modernas.
Como os comentábamos se trata de una masa que se enrolla sobre su relleno. Ésta se corta como cuando se elaboran croissants, con forma de triángulo y después de ponerle el relleno se enrolla, y se termina en el horno. Decir que la masa de rugelach es mucho más fácil de hacer que la de los croissants, aunque parece ser que hay dos tipos de masa, la fermentada y la no fermentada, con huevo y sin huevo, y en ambos casos con productos lácteos, aunque también hay la versión de rugelach sin lácteos para cumplir con las normas de la alimentación kosher.
En fin, que podemos encontrar muchas fórmulas para elaborar la masa de estas galletas enrolladas, siendo la más popular la compuesta por harina, mantequilla, sal y crema agria. Aunque hay que decir que en las recetas más modernas se ha sustituido la crema agria por queso crema y por nata (crema de leche). Es una masa ligeramente crujiente, algo menos que la masa quebrada, pues no es tan seca al incorporar lácteos y el relleno.
Si hay muchas formas de hacer la masa, aún hay más variedad en los rellenos, generalmente incorporan fruta, frutos secos, azúcar y canela. Quizá el rugelach más popular es el relleno de nueces, azúcar moreno, pasas y canela, a partir de ahí hay infinitas variantes, siendo muy habitual untar la masa con mermelada de fruta y preparar una mezcla de frutos secos y frutas secas con azúcar y canela. También se rellenan con crema de cacao, con mazapán, miel… e incluso se elaboran rugelach salados.
Hay que añadir que también hay otros métodos de hacer rugelach sin darles la forma de medialuna, hay quien hace unos molinetes o algo muy similar, pero realizando un corte más ancho, parecen entonces mini napolitanas.
Si queréis elaborar rugelach caseros, estad atentos al blog porque en breve vamos a compartir una de las recetas de estas medias lunas, empezaremos con la receta más fácil y que ofrece muy buenos resultados. A nosotros nos encanta y esperamos que a vosotros también.