Los capullos de rosas secas son un ingrediente habitual en la gastronomía de Oriente Próximo y Asia, son apreciadas como una especia más, dando muchas posibilidades de incorporarla en distintos platos, generalmente dulces, pero también salados. Se aprecian también por sus propiedades para la salud tomadas normalmente en infusión. Además, las rosas secas se utilizan para hacer bouquets de aromas y decorativos.
De Turquía proceden nuestras rosas secas (como el Lokum), pero también son fáciles de encontrar en herboristerías y tiendas especializadas, además podemos encontrar el agua de rosas, la mermelada de rosas y muchos productos que cuentan con esta flor entre sus ingredientes.
Los capullos de rosas secas para uso culinario, que generalmente son el híbrido euroasiático Rosa x damascena, deben proceder de plantas que se han cultivado para consumo, sin productos químicos tóxicos, ni alcoholes u otros componentes que se destinen a la perfumería, así que es necesario asegurarse al comprarlos.
Estas rosas son recolectadas y transportadas delicadamente para no estropearlas, se les proporciona buena transpiración para secarlas, evitando la humedad y la plena exposición al sol, además deben ser aireadas repetidamente para evitar la formación de un hongo que las estropearía.
En los próximos días vamos a ver distintas recetas en las que vamos a utilizar los capullos de rosas secas o sus hojas, pues nos ofrecen muchas posibilidades, podemos hacer azúcar o sal aromatizada, yogures, helados, bizcochos, galletas, aceites, gelatinas, recetas de salsas y cremas, etc. Ofrecerán a nuestras elaboraciones un delicado aroma y un sugerente sabor.