En un informe elaborado por el Comité Asesor para la Seguridad Microbiológica de los Alimentos perteneciente a la FSA (Food Standard Agency) del Reino Unido, se advierte sobre el riesgo al reducir la sal en los alimentos, especialmente en aquellos donde la sal actúa como uno de los principales conservantes en alimentos preparados, productos cárnicos elaborados, etc.
Al parecer, el número de casos de listeriosis en personas mayores de 60 años ha ido aumentando desde el año 2.000 a medida que la industria reducía el contenido de sal en los alimentos como parte de un plan para mejorar la salud alimentaria.
La listeriosis es una infección producida por la bacteria Listeria monocytogenes que se transmite al ser humano a través de la ingesta de alimentos crudos o mal cocinados, la reducción de sal propicia la proliferación de la bacteria aumentando el riesgo de intoxicaciones alimentarias. Hay que recordar que varios países mantienen una política de reducción de sal en los alimentos con el propósito de reducir los riesgos de las enfermedades cardiovasculares.
Todo dependerá del tipo de alimentos, por ejemplo, se puede nombrar la iniciativa española que ha estado reduciendo gradualmente el contenido de sal en el pan en un plan que finalizará el próximo año, de ello hablábamos en el post el Abuso del consumo de sal. Sin embargo, en otros alimentos reducir la sal sin utilizar otro medio conservante en su lugar podría representar un peligro tal y como se pone de manifiesto en el informe de la Food Standard Agency.
Por eso, el comité ha solicitado a la FSA que se empiece a trabajar junto a la industria para supervisar que no se reduce el contenido de sal sin antes haber echo un estudio previo que certifique que esta reducción no puede representar un riesgo para la salud dando paso a las infecciones bacterianas. Es evidente la necesidad de que exista una comunión entre las agencias de seguridad alimentaria y la industria agroalimentaria, a veces se puede tomar una decisión creyendo que es por el bien de los consumidores siendo en realidad todo lo contrario.
Sería interesante conocer cómo avanza la investigación de la Universidad Sheffield Hallam sobre la posibilidad de que ciertas algas sustituyan a la sal utilizada en los alimentos preparados sin que estos varíen su vida útil o su sabor, una buena opción para mejorar y preservar la calidad alimentaria.