Es posible que por acciones que nos puedan indignar, por situaciones de irresponsabilidad, por mala praxis en la fabricación de un producto alimentario, por principios o razones personales, etc., decidamos boicotear a una empresa alimentaria no adquiriendo ninguno de los productos que comercializa. Pero quizá, sólo se termine evitando comprar una parte de los productos, ya que otros ni siquiera imaginábamos que eran producidos por empresas que son propiedad de esa compañía.
Si analizamos los entramados existentes, al final comprobaremos que resulta complicado boicotear a una compañía alimentaria. Pongamos por ejemplo el escándalo de la modelo y diseñadora estadounidense Kendall Nicole Jenner, protagonista del escándalo publicitario de Pepsi, la modelo fue imagen de una campaña “Live For Now Moments Anthem”. En ella se daba a entender que la bebida tenía la capacidad de convencer a las personas para sumarse a una protesta. Las críticas no se hicieron esperar, ya que se consideró que se estaba frivolizando con las acciones de los movimientos sociales, muchos comentaron que se apropiaban de las protestas de carácter popular con el único propósito de vender latas de refresco.
Al final Pepsi retiró su anuncio y pidió disculpas, asegurando que su intención no era frivolizar con los movimientos sociales. Durante este episodio, en las redes sociales hubo quien consideró que sería una buena idea boicotear los productos de la compañía, ¿hablamos de las latas de bebida, o de cualquier producto que comercializa y distribuye bajo distintas marcas? Es posible que resulte fácil boicotear a la modelo protagonista del spot, pero realizar la acción con Pepsi podría ser bastante complicado.
PepsiCo tiene un enorme entramado de empresas y marcas que abarcan todo tipo de segmentos, aperitivos, bebidas energéticas, galletas, comida rápida, productos alimentarios saludables, etc. En la primera fotografía podéis ver el principio del entramado y la cantidad de marcas que pertenecen a Pepsico, pero a medida que se profundiza, encontramos productos que probablemente muchos consumidores no imaginarían que pertenecen a la compañía, seguramente habrá otras de las que apenas se tenga constancia de quién es realmente la propietaria.
Son tantas las marcas que probablemente se compraría algo que estuviera relacionado con PepsiCo haciendo infructuoso el boicot, así lo explican en este artículo publicado en Foodbeast. Esto ocurriría prácticamente con cualquier compañía de alimentos y bebidas, merece la pena recordar que hace un par de años planteábamos la pregunta ¿quién posee el mercado de los alimentos ecológicos? En una ilustración podíamos ver que muchas empresas ecológicas que iniciaron su actividad con el propósito de producir alimentos respetuosos con el medio ambiente y con los animales, evitar productos químicos, etc., pertenecen ahora a grandes compañías alimentarias.
Muchas de las transacciones realizadas (compras de pequeñas empresas por las grandes compañías) han sido ocultadas a los consumidores, el entramado hace que sea inviable un boicot de estas características. Por tanto, al hablar de no adquirir un producto producido por una gran compañía alimentaria, hay que conocer sus marcas para que la acción sea efectiva. En opinión de muchos, este tipo de iniciativas sirve de poco, son más eficaces las denuncias realizadas a través de redes sociales y medios de comunicación directamente contra la compañía internacional.
En la segunda fotografía podéis ver una ilustración sobre el control corporativo de los alimentos, un número reducido de compañías es la responsable de comercializar la mayor parte de los alimentos del mercado. Miles de marcas que parecen independientes, pertenecen a unas pocas grandes multinacionales, provocando más problemas de los que imaginamos, de todo ello hablábamos aquí. En definitiva, el camino del boicot es bastante complicado, sin embargo, y como se ha demostrado con el tema de la campaña Live For Now Moments Anthem, la protesta social tiene mucha efectividad.