Recordamos en nuestra ciudad natal cuando empezaron a hacer aparición restaurantes cuya especialidad era la gastronomía de otras regiones, igual ha sucedido en todo el país aunque a día de hoy a la que mayor atención se le presta es a la cocina internacional, quizá por los muchos desengaños que un restaurante de cocina vasca o de cocina gallega nos ha deparado, pero lo mismo ha sucedido con los restaurantes chinos, los mexicanos y cada vez un etcétera más largo.
Para los residentes en una ciudad, o en un pueblo relativamente grande, que se instale un restaurante con una oferta diferente siempre puede resultar atractivo, pero hay otro punto de vista, y es que cuando tú eres el turista que va a una ciudad de una región que no te pertenece, la principal intención es descubrir la cocina tradicional de la misma, sea de lo más casta o de vanguardia. Por eso nos sorprendió que en nuestro viaje a Salamanca (para visitar Joselito), la primera toma de contacto la tuviéramos con la gastronomía gallega, cenamos en el Restaurante O’Pazo Couñago.
De momento podemos decir que los salmantinos tienen un restaurante gallego al que merece la pena acudir, reúne las principales cualidades que se buscan cuando comes en un restaurante, buen producto, buena cocina y un servicio de lo más agradable. El Restaurante O’Pazo Couñago es un restaurante familiar, al frente se encuentran Manuel Couñago, que cuenta en su trayectoria profesional con un interesante currículum, como su paso por el Restaurante Zalacaín o Príncipe de Vaina, su esposa Agustina Marcos, que trabajó anteriormente con la familia Oyarbide de Estella (Navarra), y su hijo Miguel Ángel Couñago, quien probablemente aporta las nuevas tendencias gastronómicas al restaurante.
La sala es amplia, con paredes vestidas en piedra y granate , ofrece una calidez sencilla, el protagonismo está en la mesa desde los primeros bocados, aperitivos en los que ya se puede apreciar que se selecciona el producto que entra en cocina. El primero era una oblea de pan crujiente con Jamón Joselito, boletus y trufa, imposible que no estuviera rico, así que la buena cocina empezó a saborearse con un Pastel de cabracho jugoso y sabroso.
Para los primeros platos nos sirvieron un vino blanco francés que armonizó muy bien, La Vieille Ferme 2009 de Côtes du Luberon, en formato magnum, y posteriormente también tomamos un Rioja sin barrica, muy bien recomendado, es el Alta Expresión. El primer plato de pescado fue la Delicia de bacalao con crema de almendras, una crema muy suave, acostumbrados a que se ha generalizado tanto el uso del ajoblanco como salsa, en nuestra mesa se esperaban ese característico sabor, pero era una crema de nata que acompañaba un jugoso bacalao con un rebozado crujiente.
El plato que no debéis dejar de probar si visitáis el Restaurante O’Pazo Couñago son las Cocochas, con una melosidad exquisita y un perfecto pil pil. Y el plato fuerte, también a base de pescado, una majestuosa Lubina en salsa verde (aunque la foto no le hace justicia). De nuevo una elaboración correcta, con guarnición de verduras al clásico estilo francés, y unas almejas suculentas.
Los postres eran de nuestra elección, nos ofrecieron una carta de postres artesanos que dificultaban la elección, tanto para los que deseaban postres ligeros y refrescantes, como para los que preferimos, postres tradicionales, de cuchara, de chocolate… mientras los preparaban, nos sorprendieron con unas tejas de almendra, en la galería de fotos podéis ver los ejemplares que preparan, aludiendo a que si son tejas deben tener el tamaño de las mismas. Así que disfrutamos de las golosas tejas para compartir, un peligro, porque es un dulce que sabes cuando empiezas, pero es difícil decidir cuando acabas…
Arroz con leche, Helado de mango con crema de queso, Coulant de chocolate con papel de oro, Tarta de chocolate… en general buenos postres, aunque la tarta de chocolate no estaba lo cremosa que esperábamos.
Puede sorprender cómo conviven en un mismo plato de la carta de O’Pazo Couñago la cocina clásica y las pinceladas vanguardistas, sobre todo en los postres, se alza la actual técnica del azúcar isomalt soplado, sobre un jardín de dulces y sus complementos, con un emplatado regresivo de la cocina francesa.
Pero lo más importante ya os lo hemos comentado, el producto (que es la madre de la buena cocina), el mimo que se le procesa y la atención y el servicio que se espera. Nos encantó conocer a la familia Couñago, y sin duda, cuando volvamos a Salamanca, además de ir a conocer la gastronomía autóctona, nos gustará volver a hacerles una visita.
O´Pazo Couñago
Calle Arriba nº 6 Salamanca 37002.
Tel. y fax: 923 26 59 88
restauranteopazo@hotmail.com