En nuestro último viaje a La Palmas de Gran Canaria con motivo de la celebración del II Foro Internacional del Queso, tuvimos la suerte de disfrutar de una cena en un enclave magnífico, en el Muelle Marítimo. Justo allí se encuentra el Restaurante Embarcadero, cuya terraza está literalmente instalada sobre el mar, dando la sensación de que, al sentarte a disfrutar de su gastronomía, lo estás haciendo desde un barco.
El lugar es muy bonito por las vistas que ofrece, por su disposición, por su decoración y entre otras cosas, por un servicio amable y atento, ya sabemos que la sala tiene la primera y la última palabra en la experiencia de un restaurante, y estas cualidades pudieron hacer menos molesta la espera de algunos platos que tardaban bastante en salir. Sin excusarlo, podemos entender que éramos un grupo bastante grande. Así que es un restaurante que sí recomendaríamos, el servicio, el producto y el saber hacer en la cocina lo merecen.
Os vamos a mostrar el menú que nos ofrecieron en este evento especial en el restaurante Embarcadero cuya cocina está en manos de Rafa Bueno y Matteo Pierazzoli, os contamos un poco de ellos. Rafa Bueno es canario, y es chef y co-propietario del restaurante Embarcadero, lo abrió con su socio John Vriethoff, que también es de Gran Canaria pero de origen holandés, y que ejerce de jefe de sala en el restaurante.
Sobre la carrera profesional de Rafa Bueno, sabemos que estudió en Barcelona, en la escuela Hoffman, y pasó por los fogones de Koldo Royo en Mallorca, del desaparecido Santi Santamaría en Can Fabes, y del Hotel Arts, entre otros. Fue en 2006 cuando regresó a Las Palmas y abrió el restaurante Embarcadero, convirtiéndose en poco tiempo en un referente de la isla.
Matteo Pierazzoli se unió en la cocina a Rafael Bueno unos años después, en 2020, él es italiano y ha cocinado junto a Virgilio Martínez en el restaurante Central (Lima), con Mitsuharu “Micha” en Maido (Lima), y en España, con Toño Pérez de Atrio y Nacho Manzano de Casa Marcial. Con Nacho estuvo varios años como jefe de cocina de los restaurantes que el cocinero asturiano tiene en España y en Reino Unido. Recordemos que estando con Nacho Manzano ganó Copa Jerez España en 2017.
La cena de la que disfrutamos en el restaurante Embarcadero fue la que podéis ver en la galería de imágenes plato a plato, un menú maridado con vinos de las islas que nos provocaron gratas sorpresas en general. Empezamos con un vino blanco, Agala Altitud 1318, con el que acompañamos una serie de bivalvos ejemplares por su calidad y frescura y por el mimo recibido en la cocina.
A destacar, la Ostra con ceviche de calamansi, de las mejores ostras aliñadas que hemos probado hasta el momento, somos del parecer de que las ostras se degustan solas para poder gozar plenamente de su textura y su sabor, pero la ostra de Embarcadero, con su ceviche de calamansi, es para comerlas a pares. También probamos las Lapas con aire de mar, muy carnosas y sabrosas, y la Almeja fina con caviar, y una delicia de Escupiñas. Este primer paso culminó con una Espuma de codium y percebes a la brasa exquisito. Realmente el menú empezó muy bien.
Pero, no penséis que la cosa cambió, lo que sí nos cambiaron fue el vino para que degustáramos el Tamerán, un vino blanco elaborado con Verdello y con algo de barrica. Un vino con cuerpo y delicioso para acompañar el plato de Camarón de Mogán, aguacate y almendra, ésta última en forma de sopa, o de salsa, como diría Ferrán Adrià. Del plato no sólo destacan los colores y la frescura, también su armonía en cuanto a texturas y un extraordinario sabor.
Para continuar, descubrimos un par de pescados atlánticos, en primer lugar, la Sama curada y atemperada con sofrito de tomate ligeramente picante. La sama se conoce también como urta y es un pez que pertenece a la familia de los espáridos, como el pargo, el sargo, el dentón, la dorada… Su carne firme y sabrosa estaba en un punto de curación, en el límite anterior, y deliciosamente aliñada con una suerte de tomate en salsa y con dos intensos bocados pasificados.
El pámpano o rufo es un pescado azul, pero con una carne firme y magra. En el restaurante Embarcadero elaboran un Pámpano abacalado y encebollado, una actualización de un plato tradicional con un pescado que enamora por su sabor y por su textura, el jugo de cebolla tostada es una de las elaboraciones culinarias que más nos gustan.
Para continuar con el maridaje, dieron paso al plato de carne sirviendo un vino tinto, un vino natural de Gran Canaria. Ya sabéis que este tipo de vino es muy particular y gusta o no gusta. Personalmente nos cuesta acostumbrarnos a los vinos naturales, pero el Mogarén Lomo del Clérigo 2021, del que como podéis ver en la etiqueta, sólo hay 500 unidades, no sería difícil acostumbrarse. Y realizaba una buena armonía con el Cordero lechal con papas y cebollas, del que sólo podemos decir que estaba impresionante, y que el cordero de leche de las islas está espectacularmente sabroso.
Investigando un poco más sobre la cocina que no probamos del restaurante canario Embarcadero, sabemos que, como mínimo, tenemos que volver para probar sus arroces, más elaboraciones a la brasa, así como algunos postres. El que tomamos en el menú degustación fue muy atrevido, estaba extremadamente agrio para nuestro paladar, y es por el propio sabor del fruto con el que se elabora, el tuno indio que tiene un color brillante.
El postre se llama Tocinillo de tuno indio, ¿os atreveréis a probarlo? Si lo hacéis, que sea acompañado de otro de los grandes vinos que hemos descubierto en Canarias (como hemos descubierto que los blancos se les dan mejor que bien), el vino dulce LAVA, procedente de la finca Las Arbejas, en el municipio de Artenara y elaborado con uva Moscatel de Alejandría, pero sin el excesivo dulzor que tienen la mayoría de esta variedad de vinos.
Como mediterráneos que somos, sobra decir que el atlántico nos ha conquistado. Y ya habéis visto que en el restaurante Embarcadero de Las Palmas encontramos tradición y creatividad canaria de la mano de Rafa Bueno y Matteo Pierazzoli, además de producto, elegancia, maestría, buenos maridajes y, entre otras cosas, un escenario que se debe vivir al menos una vez en la vida (a no ser que vayáis a menudo al archipiélago).