Para nosotros es una gran satisfacción salir a comer a un restaurante, así que siempre que podemos ponemos la excusa para ello. Y así hicimos el día de San Valentín, aprovechando que hacían un menú especial fuimos a comer al Restaurante de El Corte Inglés de Castellón, donde siempre nos sorprenden con suculentas y exquisitas elaboraciones culinarias a precios más que correctos, ahora veréis.
El menú constaba de dos aperitivos, entrante, arroz, carne, postre, bebidas y café. El servicio ya sabemos que es inmaculado, la cocina deliciosa y el ambiente relajado, por lo menos en el restaurante de El Corte Inglés de Castellón nos ofrecen todo lo que como clientes, nos agrada de un restaurante. Os recomendamos visitarlo, una buena opción será para las próximas jornadas gastronómicas que están preparando y que os anticiparemos. Pero vamos a por el menú.
El aperitivo se presentaba en una bandejita para dos, nos sirvieron dos cucharas que contenían unos Berberechos en gelatina de vermouth rojo con una textura perfecta y un sabor suave y goloso. También reposaban sobre la bandeja dos pinchos, éstos unían unos Boquerones marinados con verduritas y huevas de trucha, tímidamente aderezados con tinta de calamar y semillas de sésamo blancas. Un buen comienzo para una prometedora comida.
El entrante era una Mousse de foie con compota de manzana, velo de calabaza y chocolate blanco. Una combinación muy provocativa a primera vista y seductora en el paladar. Bajo el velo de calabaza se ocultaba un juego de texturas y sabores delicioso, en combinación ofrecía distintos matices muy equilibrados, excelente.
Seguimos con un Arroz meloso con kokotxas de bacalao y tallarines de sepia, realmente sorprendente, tuvimos que felicitar al cocinero personalmente, pues le dio el punto exacto al arroz. Ni qué decir las kokotxas, se deshacían en el paladar. En conjunto un plato muy sabroso, meloso, embriagador.
Pasamos a la carne con un sonrosadito (como a nosotros nos gusta) Medallón de solomillo con salsa de Oporto y trufa, la calidad de la materia prima aromatizaba el plato llegando a nuestro cerebro antes de darle el primer bocado. La carne estaba en su punto, jugosa y expresando plenamente su gran sabor en armonía con el aderezo.
Y llegamos al postre, donde nos sirvieron un Cremoso de Maracuyá y dulce de leche con espuma de la pasión, y bizcocho de chocolate en el corazón. Una excelente experiencia para nuestro paladar, distintas texturas a cuál más sinuosa, suave y dulce pero sin empalagar, la guinda perfecta para culminar esta comida.
El precio de este menú con todo incluido, era de 40 euros por comensal, un precio muy correcto teniendo en cuenta los platos y las raciones. Nosotros quisimos tomar un vino especial y nos recomendaron un Cabernet Sauvignon 2002 del Pla i Llevant con Denominación de Origen Mallorca, este vino logró confundirnos. En la fase aromática no era muy expresivo, pero en paladar se convertía en un vino agradable, envolvente, con largo posgusto y muy apetecible, lleno de matices florales y con un toque salino, un gran vino mallorquín elaborado por las bodegas Miquel Gelabert.