El Restaurant L’Antic Molí se encuentra en un entorno ajardinado que acompaña a un paisaje natural junto al rio Sénia. En el km. 10 de la carretera de Ulldecona-La Sénia (Tarragona), se viste a un antiguo molino para ofrecer un espacio gastronómico destinado a los más selectos comensales.
Vicent Guimerà Sales es el joven chef que hace cuatro años cogió el timón del Restaurant L’Antic Molí por pasión profesional. Esta pasión por los fogones es heredada, es la tercera generación de una saga de cocineros, una suerte para los comensales que podemos disfrutar de la experiencia de un chef que nace en una cocina tradicional y crece en su tiempo con la cocina creativa y de autor.
Una sorpresa gastronómica en un paisaje ideal del que mejor no desvelar más para que lo describan vuestros propios ojos, lo suyo es que os mostremos el excelso menú del que hemos disfrutado en un ambiente cálido y acogedor, íntimo en la medida de nuestros deseos y preparado también para grandes celebraciones en los salones para 100 y 200 comensales.
En L’Antic Molí podemos optar por disfrutar de dos menús degustación además de un menú diario y la carta, nosotros hemos escogido el menú degustación largo, “Las doce degustaciones” y hemos empezado con unos aperitivos que suman algunas degustaciones más, Nueces de macadamia rebozadas, pan con tomate y secallona, aceitunas, chips caseras, cuchara de pimiento escalibado con anchoa y una original presentación para el salmón ahumado con huevas y en potente aceite de vainilla. Un aperitivo completo, muy de la tierra, que abría paso a un Milhojas de mi cuit con fresas, cebolla tierna y berberechos.
La combinación de sabores de este primer plato es excelente, somos fieles consumidores de foie con mermelada de cebolla o similar, la fresa aportaba un punto de acidez ideal y los berberechos, empapados en el sabor de la cebolla caramelizada, proporcionaban un punto de mar exquisito.
Continuamos con los Canelones de agua de rosas con pétalos de pensamiento y tartar de gambas. Acompaña al plato la cabeza de la gamba marcada a la plancha para poder disfrutar de su coral. Resulta un plato refrescante, la cebolla dulce incluida en el tartar marca su huella de forma muy agradable y como flor comestible, el pensamiento es ideal.
Vicent Guimerà ganó en 2003 el Concurso Nacional de Cocina Aplicada al Langostino de Vinaroz con el siguiente plato que hemos degustado, Texturas de langostinos con contrastes de fruta. Es una ensalada bouquet con langostinos de Vinaroz en texturas, sólo este ingrediente ya vale un imperio (merece una mención aparte) y el joven chef eleva su valor combinándolo con un tartar de frutas como las fresas, el melón, la sandía o el mango, una espuma de vainilla y como aderezo el aceite milenario de La Galera y el vinagre balsámico de Agustí Torelló.
Continuamos con un Carpaccio de ensalada con ventresca de atún con parmesano en polvo, azafrán, albahaca y sandía. En este plato encontramos un punto más de cocción del que nosotros desearíamos, ya sabéis que el atún nos gusta muy poco hecho, de no ser por eso el plato hubiera sido perfecto.
Las Galeras rebozadas sobre falso risotto de verduras y perlas de foie han sido un exquisito bocado. Este crustáceo cuenta en esta zona con un valor gastronómico que no se da en otras tierras, pero que bien se lo merece, sólo es necesario que esté en buenas manos para ofrecer un manjar que puede superar a los más valorados mariscos. La galera ofrece una carne muy gustosa y fina, y el rebozado que las cubría se mostraba crujiente pero en ningún momento le ha robado sabor. El falso risotto de verduras acompañaba de forma ideal potenciando la suavidad y aportando su dulzura, estaba compuesto por zanahoria, remolacha y nabo.
Permitidnos decir que el siguiente plato es uno de los mejores que hemos comido en mucho tiempo, hipnotiza con su aroma desde que llega a la mesa y seduce al paladar desde su primer bocado. Es un plato que se disfruta con todos los sentidos y del que pediríamos un plato tras otro… Vieiras con “ou de reig” (Amanita caesarea), cebolla tierna, crujiente de huevo y aceite de trufa.
La vieira es impresionante, carnosa, jugosa y se deshace en la boca, perfectamente fusionada con una yema de huevo rebozada que bañaba el plato tras romperla, las setas y el aceite de trufa han convertido a este plato en un ideal.
Ya muy satisfechos continuamos con el último plato salado, un Crujiente de lechón ibérico con parmentier de pesto y berenjena confitada. La cocción del lechón estaba en su punto, crujiente por fuera y muy jugoso y sabroso en su interior, la guarnición muy equilibrada, es otro de los platos que demuestra que ha pasado por unas manos que tratan con gusto y mimo los ingredientes para embriagar al paladar.
Dos postres culminan este menú degustación, el primero es el que más nos ha gustado, Brazo helado de piña, hinojo y lyo de piña, limpia y refresca el paladar con una acidez y dulzor equilibrado. Recibido por nuestro paladar como agua de mayo.
También hemos degustado un postre basado en una técnica de Ferrán Adrià, la del bizcocho al microondas. Este es un Biscuit al microondas de avellanas con sopa de lichis y chocolate blanco. Combina texturas con crujientes de chocolate blanco y negro, en cada bocado se fusionan sabores los sabores en perfecta armonía, es un postre ligero y goloso que nos deja con muy buen sabor de boca.
El menú Las doce degustaciones, además de generoso y exquisito, tiene un precio más que honesto, 48 euros por comensal. Hemos acompañado la comida con un Onix Classic que, en un principio nos dijo muy poco por falta de cuerpo y carnosidad, pero finalmente nos ha parecido una buena elección, es un vino ligero, con buen paso en boca que nos ha permitido disfrutar de una excelente comida.
Como habéis podido ver, el Restaurant L’Antic Molí ofrece una cocina elegante, rica, equilibrada, con excelentes contrastes y armonía en cocciones y texturas, en aromas y sabores, en tradición e innovación, un disfrute para todos los sentidos.
Como dirían en la Guía Michelin, es un restaurante por el que merece la pena viajar.